De sustos policíacos y multas sin bono catorce.
Al pobre cuate lo detuvo un policía a las cinco y media de la mañana iba camino a su trabajo, pero por haberse cruzado, girado y aventado en una esquina en donde la calle estaba en construcción y mantenimiento. Le encendieron las luces de la patrulla y por poco la sirena; que esas ya serían palabras mayores. Lo que pudo haber sido una simple multa se convirtió en una película de terror. Le preguntaron hasta el nombre del doctor que se había atrevido a ponerle las tres coronas de oro en el medio de las muelas, la calle donde tú…