Chinique chiniqueador.

Me enteré de pura guasa el mero día. Llegaba la Marimba Orquesta Internacionales Conejos, lo cual pintaba para un chinique puro, así como la cusha, así como la chicha, va pues así como el atol blanco con pepita chile y brijol, tan puro como la tortilla con chile, como el mamaso con sal. Algo así como la zarabanda en feria patronal. Puras asoleadas  con mi hermana buscando estacionamiento vuelta y  vuelta a la manzana ya mareadas y aún no por las vueltas del baile dimos a puras tientas con el  estacionamiento del lugar nada extraño ver a la mara jampona…

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Benita.

Ese día por la tarde Benita regresó  de la escuela estudiaba en la jornada vespertina y caminó lo de diario ocho kilómetros  en atajos, su madre  no estaba en casa tampoco sus hermanos, su padre había emigrado desde hacía dos años  a la capital trabajaba como agente de seguridad privada y regresaba solamente un fin de semana al mes. Benita  lavó el nixtamal y se fue al molino a hacer masa,  de regreso   en el camino se encontró con  su tío el único hermano de su madre quien sin mediar palabra la lanzó sobre la hierba y la desfloró. Antes…

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Temporal de justicia.

No, si no ha llovido por gusto en mayo. No por gusto florea el izote y el tamborillo, no por gusto reverdece el zacate y no por gusto las libélulas se enfilan hacia la quebrada. No por gusto se despiden las chicharras con un sonoro canto silvestre.  No por gusto los charcos y los lodazales. No por gusto es el mes de la siembra, el mes de la fertilidad de la tierra. Un diez de mayo inolvidable. De chiripa, carambola, temblorina, apocalíptico, capicúa. Un diez de mayo de un dos tres chiricuarta por mí y por mis amigos, de esos…

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Decir mujer es decir madre.

«Las manos de mi madre 
llegan al patio desde temprano 
todo se vuelve fiesta 
cuando ellas vuelan 
junto a otros pájaros 
junto a los pájaros 
que aman la vida 
y la construyen con los trabajos 
arde la leña, harina y barro 
lo cotidiano 
se vuelve mágico.”  Las Manos de mi Madre. Peteco Carbajal y Jacinto Piedra. Me sucede todo el tiempo cuando la llamo  por teléfono esos interminables segundos que se vuelven perennes el celular repicando y nadie sin contestar. El corazón me da vuelcos atormentado hasta que su voz lo apacigua cuando dice: ¿aló? Recobro la calma, ¡aló Nanoj,…

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Efecto niñera.

¿Has escuchado vos del efecto chanfle, comba? ¿De la chilena?, ¿guanaca?, ¿bicicleta? O la expresión de ¡matála! Bueno hablando en jerga de fútbol callejero. Bueno pues el efecto chanfle se logra cuando tocás el balón con el empeine exterior del pie y le das justo en uno de sus costados no en el centro, entonces toma forma de comba como de orilla de sombrero, de falda, de ruedo de pantalón campana, de panza de colima, medio arqueado y así se va por el aire y cuando logra bajar ha recuperado la línea recta. ¡Eso es darle con clase al balón!…

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Campo sitiado.

Qué recuerdo tan distinto tengo yo de los soldados. Allanaron el campo de fútbol y lo hicieron  helipuerto. Sitiaron la única pasión que abraza la desdicha de vivir en la miseria, la única que solo requiere de un balón y de cuatro piedras. Corría el año de mil novecientos novena y tres Ciudad Peronia emergía como barrio clandestino, como periferia y arrabal. Ya existía el Gran Mirador lugar que fue invadido con todo y los filos que van a dar al Club. En las urgencias de atalayar marmajas la gente del BANVI se ideó achicar las calles y hacer intransitables…

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Chompipeando.

Agarro mi cámara fotográfica y me encaramo en mi troncomóvil atravieso la ciudad y llego al corazón del barrio mexicano de Chicago. Mi idea es capturar en imágenes la celebración del festival del 5 de Mayo.  Estoy a un costado del arco de la Villita, como le llaman en español a ese pueblo. Camino entre las calles aledañas al centro comercial de la entrada y me topo de frente con una desolada y sin asfalto centros mecánicos y hueseras le hacen vaya, no es posible –pienso- nuevamente ese cúmulo de emociones, otra vez las aristas asomando, respiro a bocanadas y…

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