Matar a un artista.
En la Guatemala apática matar un artista no es cosa de violencia común, en mi país al artista lo mata la desidia de la sociedad y el empeño del sistema opresor. Hablo de los artistas verdaderos, no de las imitaciones que se ensalzan entre ellas y se autoproclaman almas elevadas. No hablo de ananados ni de oportunistas. Hablo de los auténticos. De los de una pieza. No hablo de los que hacen todo a base de contactos. Hablo de los que desde sus limitaciones e imposibilidad crean y transforman. Yo hablo de los olvidados y marginados. De los que no…