El sí, en La Pangola.

Dijeron que se casarían por la iglesia. El par, ya con tres crías y otra en camino. Viviendo juntos ya por catorce años. Ella soñaba verse vestida de blanco, con un novio guapetón que la esperara en el altar, para hacerse la promesa de amor eterno ante Dios y sus seres queridos. En la colonia algunas vecinas  santurronas, intentaron reprimir a la novia, diciéndole que: “¡cómo es posible vestirse de blanco siendo madre de tres crías y estando preñada de otra!”, la acusaban desde ya, de pecadora, por tal falta de respeto hacia el altar. Mientras que la otra parte…

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Don Doroteo Guamuch vaya y corra…

… y alcance los laureados parajes de la inmortalidad. Con una nota simple y sin mayor emotividad, puesta esta tarde en Prensa Libre, me entero del fallecimiento de don Mateo Flores. Y digo a revisar otros periódicos, y la misma nota, de unas cuantas líneas. Bah… un laureado de  nuestro deporte, una leyenda, un hombre de talante, y se anuncia su despedida así, con la simpleza  de  la muerte misma. Con un nudo en la garganta, escribo estas letras. Es de esos hombres que ya no nacen, ¡como tío Lilo! Se nos están marchando las leyendas, los pilares, esos hombres…

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Pensar en pueblos indígenas….

… y originarios. El recuerdo más añejo que tengo de una  primera interacción con alguien perteneciente a los pueblos originarios, sería cuando tendría aproximadamente seis años de edad. En aquel entonces, alquilábamos un cuarto en una vecindad,  recuerdo que era un edificio de dos niveles, lleno de habitaciones, en cada habitación o cuarto, vivían familias completas. Había en el primer piso: a un costado de la pila; un inodoro y una regadera,  siempre tenías que hacer cola para utilizarlos. Aquel nuestro –según lo recuerdo- primer hogar capitalino, se encontraba a dos cuadras de la iglesia La Divina Providencia. En aquel…

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¡Vas bien Camila!

Al ver ese mundo de estudiantes luchando y exigiendo por sus derechos en Chile; un cierto viento fuerte sopló desde el sur – ¡de dónde más pué!-  y trajo a mi memoria, muchas letras de canciones, de trova por supuesto, de esas que nunca pasan de moda, porque su letra, su esencia sigue viva, latente, en el corazón de los pueblos oprimidos, silenciados y por minutos: moribundos. Muchos nombres aparecieron de repente en mi mente y entre ellos Violeta Parra, y sus versos, dedicados propiamente al estudiantado… ¿Quién no ha cantado esta letra? ¿Quién no la ha sentido latir en…

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¡Qué su voz rompa el paso del tiempo!

Y de repente entre los nubarrones apabullantes, aparece un rayo de luz, un clarito, que nos permite seguir pensando en que la justicia camina, con paso lento pero avanza. La cantidad de años impuestos en la condena, la verdad es de sobresalto. Vos pensás en esos pobres  hombres y en su fututo, dentro de una cárcel, purgando sus culpas. Cuando leí Memorias del Silencio,  y Guatemala Nunca Más. Estaba tan lejos de comprender la magnitud de la maldad del ser humano. Quedé estupefacta, con un agrio malestar que me duró semanas, una especie de desolación me abrazó hasta asfixiarme. Seguida…

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