El nigeriano.
Hace unos días fui a desayunar con un amigo. El restaurante estaba lleno a reventar tocaba hacer cola para entrar, es una belleza italiana donde se come bien y a gusto. Se volvió nuestro restaurante favorito para los desayunos, la mujer que atendía las recepciones me dio un número, era el 60 y apenas iban por el 35. Cuando regresaba con el número en la mano vi a un hombronazo prieto azabache, de esos negros tirándole a azul petróleo, con los músculos torneados al natural, un escalofrío helado recorrió mi espalda cuando nuestras miradas se encontraron. Tenía un bebé en…