Encapotado de Jacarandas apunta mi eterno Domingo de Ramos.
Hoy amanecí apercollada envuelta en caricias y saciada de roces que erizaban mi piel; abrí mis ojos asustada sentí esa dulzura olor a miel mi cama lucía morada como alfombra aterciopelada postrada junto a mis pies, eran ellas las consagradas, las sumisas jacarandas de mi niñez. Las abracé asustada con la sonrisa cuajada, ellas cubrían mi desnudez.Yace la mañana agazapada en la fría nubosidad, bajo las panzonas nubes a punto de reventar y dejar caer el agua-nieve. Dramáticamente estamos en primavera sin embargo el invierno celoso no quiere irse del todo. Nos ha pintado un día gris, con pequeños rayos…