Cenizas de uno y vísperas de otro.
Han transcurrido en su lenta agonía los meses, los días y las horas de un año que en pocos minutos será historia. Los últimos segundos se descuelgan alucinados, exaltados de un reloj interminable llamado tiempo. Un año está por iniciar y viene; galante, fresco, jovial, recién empaquetado, como un lienzo blanco, para que nosotros mezclemos los colores que queramos agregar a lo que será en su final nuestra obra maestra. Escribo desde una ciudad estadounidense, estoy aquí ahora respirando las últimas súplicas de un año que agoniza. Tal vez en un futuro ( que en éste momento rebeldemente es inexistente),…