María Guadalupe.

La aparta del grupo, es media noche en el desierto de Sonora. El coyote le dice a María Guadalupe que lo siga hacia un matorral o la dejará abandonada en medio del desierto. Se han alejado bastante del último poblado fronterizo. Se levanta y lo sigue, nadie del grupo de indocumentados interviene, son 20 entre ellos tres adolescentes salvadoreñas. María Guadalupe tiene trece años y quiere llegar a Estados Unidos a reencontrarse con sus padres que viven en el Estado de Michigan, viaja sola. En su natal Sonsonate se han quedado a cargo de la abuela paterna sus dos hermanos…

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Historias de un silbato: el instinto maternal. IX.

Otra cosa que me ayudó mucho en el arbitraje fue la docencia de Educación Física porque no me limitaba solamente a sancionar las faltas, si las circunstancias lo permitían me tomaba unos segundos para explicarle al jugador el por qué de la falta y si existía, también la amonestación o expulsión. Es natural que ellos lleguen acalorados a exigir explicaciones, el temple de árbitro es vital para evitar confrontaciones y que el jugador no salga perjudicado. Es muy fácil abusar de la autoridad y mostrar tarjetas y sacudirse a los jugadores que nos causen dolor de cabeza, pero ese accionar…

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Historias de un silbato: Central. VIII.

Ser central implicó para mí tomar las riendas del juego, dentro y fuera de la cancha, antes durante y después del encuentro deportivo. Pocos fueron los árbitros que dejaron a   un lado el sentimiento de inferioridad que les provocaba ser mis asistentes, y trabajaron en equipo: como corresponde. Los desaires fueron muchos, desde entrenadores que solo saludaban a los asistentes y a mí me ignoraban porque no sabían que quién iba a dirigir el juego era yo, pensaban que iba como amante o esposa. Hasta que me veían con mi uniforme puesto entonces llegaban a disculparse –algunos- y a coordinar…

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Historias de un silbato: El rechazo total. VII.

Si de árbitro asistente era rechazada cuando fui central esto fue total. Formaron una muralla a mi alrededor; jugadores, entrenadores, árbitros, autoridades deportivas, público, medios de comunicación y autoridades arbitrales. Lo imposible era pasar de asistente a central, no porque no llenara los requisitos y no pasara las pruebas físicas, médicas y teóricas, era irrealizable porque era mujer y una absoluta intrusa en el mundo de los hombres. Cuatro veces me había reunido con la Comisión Arbitral para decirles de mis intenciones de ser árbitro central, hasta ese momento era asistente y de vez en cuando me daban juegos de…

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La amargura del despertar.

Historias de un silbato. VI. Darme cuenta de las bajezas cometidas por mis compañeros árbitros y los jugadores los fines de semana fue la parte más agria de mi experiencia deportiva en Guatemala. Hasta esa edad yo comprendía el mundo del fútbol como un deporte, que de hecho lo es pero debido a su popularidad ha sido explotado por mafias de todo tipo, todo lo que lo circunda es hecho exclusivamente para hombres. Perdí la inocencia cuando entré a estudiar el curso arbitral en la Federación de Fútbol de Guatemala, y nos facilitaban un salón en  La Casa de Selecciones,…

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El beso.

Historias de un silbato. V. Yo jugaba   fútbol profesional en la Liga Femenina cuando decidí estudiar para árbitra, para cuando me gradué ya no pude jugar porque no era permitido por cuestiones de ética. A los meses me tocó ir a trabajar a esa liga y fue sumamente extraño ver a mis ex compañeras y contrarias y tener que ser yo la que les dirigiera los encuentros. A mí nunca en mi tiempo de jugadora me mostraron ni una sola tarjeta amarilla, y roja mucho menos. En cambio tengo las piernas llenas de marcas de los tacos de los zapatos…

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Los entrenos arbitrales.

Historias de un silbato. IV. Ya tenía un año dentro del panel arbitral y me había dado cuenta que para nada me tratarían con equidad, yo no pedía que me consintieran por ser la única mujer del grupo, exigía trato justo simplemente. Pero me tocó entrenar el triple que mis compañeros, y tener una concentración bárbara en los juegos porque sabía que mis propios asistentes me meterían la puñalada por la espalda para hacerme quedar mal ante la Comisión Arbitral, los equipos y el público. Si para mí fue difícil ser la única mujer del grupo para ellos fue un…

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