Final de verano.
Sería fabuloso escribir una historia romántica de final de verano. Inventarla como cuento de ficción. Caminar por las aceras del corazón de Chicago con la brisa del lago Michigan acariciando la noche cerrada. Un beso, una caricia, una sonrisa, una amena conversación, sábanas de seda, un ascensor, playa y arena, discoteca y licor. De hecho no sería tan ficción porque así está la noche en este momento en que yo escribo aquí en mi cuchitril escuchando el canto de las chicharras. Los clubes nocturnos ofrecen bebidas gratuitas, entradas de a dos por uno, noche libre para señoritas, concursos de baile,…