De recato liberal.

I. Me provocas Despiertas en mí El capricho de verte desnuda Despojada de todo pudor Me tocas Acaricias mi piel impaciente Qué esperas que haga Cuál reacción Si llama el delirio Atiende. II. Como una flor Te abres como una flor Plena, majestuosa Ante el amor. III. Toma mis manos Guíalas, Muerde mis labios Despiértalos Sosiega esta inquietud De tinieblas Cólmame de incadescencia Intuye mis silencios Hazme rebalsar Hasta que no quede una gota De esta soledad. IV. Diosa de la soberaría de tu cuerpo Qué arrebatos intentas desafiar Te prevengo, son indecentes De recato liberal Un tanto dementes ¿Aún…

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Descaro y silencio ante el abuso militar y caciquero en Guatemala.

En mis tiempos de adolescente leer La Extra –que saber si todavía existirá- era para que se le pusieran los pelos de punta a cualquiera, hoy si uno se quiere infartar, derramar bilis, o irse de culo solo necesita leer los comentarios que dejan los lectores de los periódicos en las redes sociales. La Extra se quedó corta. Ya no es necesario el caldo de huevos con tomate y cebolla –y chile chiltepe- para quitarse la resaca de un bacanal de tres días, es solo de leerlos para que desaparezca – o nos inspire para seguir la farra-. Leer esas…

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Bodas de plata.

La novia fascinada por el día de La Virgen de la Asunción quiso casarse un quince de agosto, soñaba con vestirse de blanco y caminar rumbo al altar para dar el sí ante los ojos de Dios. Aunque el sí ya lo había dado catorce años antes en una finca algodonera donde conoció al aguambado que se convertiría en el padre de sus cuatro crías (aguamdadas también). En aquellos años ella cortadora de algodón y él tractorista en la misma finca. Ella de ojos avellana, murusha, canche con cuerpo de mulata. Él, prieto tostado, de músculos fornidos, cabello largo, bigote…

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Deberías escribir un libro.

Caminábamos a la hora de salida hacia la puerta del Centro Universitario Metropolitano (CUM) cursábamos el primer año de Licenciatura en Psicología, fue por allá del año dos mil. No éramos amigas, ni compañeras de grupo, pero nos saludábamos cuando nos encontrábamos en los corredores del edificio, mi grupo era el más inquieto del salón (cosa rara que no yo ande metida en grupos con esas características) y el suyo uno de los más disciplinados y formales. Para el año dos mil cayó rendido a mis pies el catedrático más exigente de los que impartían clases en la escuela de…

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La juventud de extramuros.

Hasta ofensivo es decirle a la mocedad que habita en las alcantarillas de las clases sociales, un insolente e irónico, ¡Feliz Día Internacional de la Juventud! Celebramos con júbilo el fracaso de un sistema que los amordaza, los degasta y los consume lentamente hasta obligarlos a renunciar o a emigrar forzadamente. El mismo sistema y el mismo patrón de sociedad que se atreve con aires de rectitud a condenar la existencia de las maras o como se les llama oficialmente en otras latitudes del idioma: pandillas. Cuando uno lee la resolución 54/120 I, con la que las Naciones Unidas declara…

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Entre el homicidio y el suicidio.

Por lo general cuando alguien se suicida, la gente enfrascada en un fervor religioso y moralista exclama, ¡pero si Dios da la vida solo él la puede quitar, suicidarse es pecado! También dice: pobrecito estaba pasando por una depresión pero por qué no lo dijo si tenía familiares y amigos que lo queríamos mucho, además no hay razón para quitarse la vida, hacerlo es cobardía. Y claro lo dicen los cobardes que tienen valor para juzgar a un ser humano pero jamás para cuestionar a un sistema corrupto, opresor, fraudulento, a una sociedad clasista, racista y discriminatoria. Gente que no…

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Los cumpleaños familiares.

En la familia Corado se mantiene la tradición pueblerina que para los cumpleaños se hace caldo de gallina de patio, y ésta se pone a asar en las brasas del rescoldo del polletón que queda después de haber torteado una panada de masa. El bucul de pishtones nunca falta. Por ser una familia numerosa son más de tres gallinas las que se van al perol, y el cutumbo de fresco no falta: sea de masa, horchata, de ajonjolí y pepitoria, de carambola o de roja jamaica. Lo del pastel no es costumbre comapense, y tampoco lo de los regalos. Cuentan…

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