Doña Julia: ¡pum pum el garrotazo!

He pasado lo que va de la semana, en una especie de recordación –Florida- retrocediendo en el hilar de los recuerdos, esta semana me enteré por casualidad –causalidad- de la existencia de una poetiza guatemalteca que ostenta desde el año 2001, el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias. Hablo de la señora Isabel de los Ángeles Ruano. Un amigo cibernético guatemalteco que vive en Suecia  comentó en su muro de Facebook lo siguiente: “Isabel de Los Ángeles Ruano, pide limosna en las calles del centro cívico de Guatemala. Cuando se muera los políticos de mi tierra dirán «Guatemala perdió…

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El Genio de la Guatemalidad.

De: La Gaceta Independiente. Y es que decidió irse en el mes de los celajes perfectos, el octubre que se engalana con las noches de luna llena, llorando ha de estar ésta  trastabillando en las calles  de  la natal Xelajú de Efraín Recinos. Justo en la alborada, al amanecer,  de madrugada alzó el vuelo y se marchó, para colorear con su pincel el horizonte desnudo del día nuevo. Un artista. Me pregunté: ¿qué pasa en Guatemala se nos están yendo las leyendas? ¡Los hombronazos! En lo que va del año, se han ido cuatro grandes. De esos que ya no…

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Cantora.

“De mi adolescencia recuerdo el olor de los azahares, que es profundamente dulce. El otro olor que siento no es agradable y es muy penetrante, es el olor de la cachaza de los ingenios. La cachaza son los restos de la caña de azúcar”. Ella es una de las mujeres de mi vida, hay tantas que  en tantos contextos. Ella en mi autoexilio en el folclore y en el amor a la raíz y a mi   herencia campesina. Son pocas por las que deliro y amo, ella es una: Mí Negra Cantora. En una ocasión me dijo un argentino cuando…

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La Infancia desdeñada.

Hay tantas personas que con el paso del tiempo te marcan la vida. La infancia… en la infancia desdeñada, olvidada y explotada. A los doce conocí a una familia en Rabinal,  los hombres de la casa campesinos, adultos, jóvenes y niños. Los varones tenían acceso a la educación  formal, eran las niñas las que se levantaban a preparar el desayuno, tortear y a arreglarles el almuerzo. A las seis de la mañana los mirábamos partir entre las veredas y los árboles de naranja. Ellas, a las edad de 5, 7, 9 y 12 años tenían sus labores repartidas. Las dos…

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Myrna Mack Chang: a veintiún años.

Cuando ella murió yo tenía once años de edad, -reparo ahora que estoy leyendo su biografía- estaba repitiendo cuarto grado primaria. Yo sabría de Myrna Mack, hasta cuando cursé la educación superior, en la clase de antropología en primer año de psicología. Fue una unidad, una exposición y un trabajo en grupo que equivalía a cinco puntos.  Más nada. Me desconecté de esa parte de la historia  y emigré; hasta el año pasado, que la vida me presentó la oportunidad de conocer  a una persona amiga suya, y que me ha mostrado a Myrna Mack, en otra perspectiva: la de…

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