El Genio de la Guatemalidad.

De: La Gaceta Independiente.

Y es que decidió irse en el mes de los celajes perfectos, el octubre que se engalana con las noches de luna llena, llorando ha de estar ésta  trastabillando en las calles  de  la natal Xelajú de Efraín Recinos.
Justo en la alborada, al amanecer,  de madrugada alzó el vuelo y se marchó, para colorear con su pincel el horizonte desnudo del día nuevo. Un artista.

Me pregunté: ¿qué pasa en Guatemala se nos están yendo las leyendas? ¡Los hombronazos! En lo que va del año, se han ido cuatro grandes. De esos que ya no nacen. De esos que se han empeñado en sembrar semilla, en abonar la tierra y desherbar. De los que han creído en la fertilidad del suelo que los vio nacer.
La noticia se regó como  pólvora y en segundos, salió de las fronteras patrias, para llegar a quienes en el destierro estamos. No deja de doler,  una pérdida de semejante envergadura. Tan a la par de la noticia también observé desde la diáspora a quienes se colgaron de la tragedia para brillar, ¡ratas de alcantarilla! Deshonestos  y tacuacines. ¡Pudrición de la especie humana son!

Enaltecer a un Ser de la humildad de Efraín Recinos, no hay palabra  que calce y que quede a la altura de semejante hijo de la Patria. Decir que fue un Genio, sería lo más cercano a su loable labor para con su suelo, su pueblo y su raíz.

Verlo con sus chalecos típicos  es algo, inolvidable. No imagino a un Efraín Recinos sin la exposición de su esencia en la ropa que portaba, el chaleco típico definitivamente es parte de su identidad.

Leí de quienes se sintieron terriblemente aterrados con su pérdida, más no sentí  su orfandad, porque fue hipócrita.  Yo lo que conocí de él, fue su arte expuesta, como la hemos visto la mayoría en las calles de Guatemala. Al Teatro  Nacional la única  vez que entré fue cuando tenía quince años, no recuerdo mayor cosa de su obra ahí. Lo que he podido observar ha sido a través de las fotografías que ahora llegan hasta donde estoy.

Sin embargo leí el comentario de una amiga, que sí lo conoció, que compartió con él  y que sin alharacas, y sin protagonismos me contó de él y del recuerdo y huella que ha dejado en su vida, lo comparto con ustedes: “recuerdo que mi papá le decía Macho Loco, pues trabajaron juntos en Obras Públicas. Yo lo conocí desde que tengo memoria, unos 5 años tal vez.  A los años, ya grande yo, lo visitaba en una galera tipo bodega, donde decía: pasáte por un ladito de la cama, esa que tiene cubrecama color plasta. Así vivió, sin amor al pisto. Necesitaba lo mínimo, y no es que no tuviera, pero no le daba importancia. Era un tipazo, buena gente, siempre tenía algo agradable que decirte. Dejé de verlo algún tiempo pues vivimos fuera de Guate. Cuando volví y entré a estudiar arquitectura, lo busqué para saber de su trabajo en el Teatro Nacional. Me causó admiración su talento. Recuerdo que me contaba que las butacas vacías de las salas, para que la acústica fuera perfecta, debían absorber la cantidad de sonido que hubiera absorbido un ser humano sentado en ella. Tantos detalles que puso en el teatro que iban mucho más allá de la construcción de un espacio. Él quería que los que asistieran fueran espectadores y actores, por eso las escalinatas en el exterior. Ay, como quisiera recordar cada una de sus palabras. Era mágico, te podía llevar por rumbos increíbles con sólo contarte sus obras. Cuando me autoexilié, ya no supe de él. Ahora que volví, regresé tan diferente, yo ya no era aquella mujer joven, arrogante, que se manejaba en el medio, pues conocí, a tantos otros, pero ya no traje valor para buscarlos, para reinsertarme en esta sociedad, ya era y soy otra. ”

Y me sucede igual que a esta desterrada que retornó. Siento miedo del regreso… Estoy viendo desde la plataforma del autoexilio, cómo se van los grandes, lejos, cubierta por otro cielo, caminando en otra tierra, respirando otro aire que carece del olor a barro, de las hojas secas en tiempo de tapisca y del ayote sazón junto a la panela canche.

Pertenezco al canasto de la mallugada juventud silenciada e ignorante,  pero me niego a permanecer callada. Tengo la certeza que esta utopía que camina lerda y torpe, nos llevará a un lugar seguro, a un cerro, a la cumbre de un volcán desde donde veremos un nuevo amanecer para nuestra Guatemala. Al mar abierto de agua salada, en donde podremos nadar, sin temor a que la reventazón nos atrape y nos ahogue.
Porque seres como usted, han sido ejemplo y dignos de imitación en su actuar, en su entrega y en su amor a la Guatemalidad, a la Guatemalita que un día será grande y progresista: a la Latinoamérica que  un día será nuestra Patria Grande.

Desde aquí despido a don Efraín Recinos y me imagino el festejo que le han de tener sus “aleros” en aquellos espacios que desconocemos quienes no  sabemos de la inmortalidad. Entre aplausos, pinturas, cuentos, canciones relatos y esculturas. Entre luchas y revoluciones, maratones y Reyes Feos   lo han de estar recibiendo a estas horas: Marco Augusto Quiroa, Mario Monteforte Toledo, Don Ponchito, Doroteo Guamuch Flores, Lencho Patas Planas, José Ernesto Monzón, María del Tránsito Barrios esta última para cantarle a capela, no, Las Noches de Escuintla, si no Luna de Xelajú.

Entre murales, cusha, poesía y prosa, entre nostalgias, reveses y dolores, tiene todo un pueblo esperándolo en aquellas latitudes, para darle  la bienvenida al  Genio de la Guatemalidad.


Ilka Ibonette Oliva Corado.
Octubre 06 de 2011.
Estados Unidos.

4 comentarios

  1. No solos hay arte en quien tiene el genio para plasmarlo, hay arte en aquel que lo aprecia y lo describe. No conoci al extinto ahora homenajeado ni sabia o no se mayor cosa de su obra. Alabo el panegirico de esta joven y genial poeta. En lo particular me quedo con esta bella pieza de arte.

    «Y me sucede igual que a esta desterrada que retornó. Siento miedo del regreso… Estoy viendo desde la plataforma del autoexilio, cómo se van los grandes, lejos, cubierta por otro cielo, caminando en otra tierra, respirando otro aire que carece del olor a barro, de las hojas secas en tiempo de tapisca y del ayote sazón junto a la panela canche».

    «Pertenezco al canasto de la mallugada juventud silenciada e ignorante, pero me niego a permanecer callada. Tengo la certeza que esta utopía que camina lerda y torpe, nos llevará a un lugar seguro, a un cerro, a la cumbre de un volcán desde donde veremos un nuevo amanecer para nuestra Guatemala. Al mar abierto de agua salada, en donde podremos nadar, sin temor a que la reventazón nos atrape y nos ahogue.
    Porque seres como usted, han sido ejemplo y dignos de imitación en su actuar, en su entrega y en su amor a la Guatemalidad, a la Guatemalita que un día será grande y progresista: a la Latinoamérica que un día será nuestra Patria Grande».

  2. Si que es un Genio de la Guatemalidad Efraín Recinos q.e.p.d. no había tenido el gusto de conocer su voz, hoy que vi un cátedra sobre el mural en el conservatorio nacional de música, se ve claramente la humildad y sencillez, sin dejar de ser un genio…de él sabía algo de su Biografía, derivado que me toco investigar en un curso de los básicos, también me toco que dibujar el mural que tiene el la biblioteca Nacional, recuerdo que me costo una tarde completa lograr plasmar en papel su escultura..de él lo que comparto es su Gran Nombre,…

    Definitivamente este año se están yendo los grandes, para no olvidar en verdad, ya que también mi Madre decidió partir también un 25 de Mayo el mes de la Virgen María » el mes de la promesa y la esperanza», después de haber pasado este dolor de perder al ser más importante de mi vida, ya no me ha extrañado mucho la partida de otros, aunque comprendo muy bien el sentir de los allegados y como Guatemaltecos perder a nuestras leyendas y ejemplos de guatemalidad..

    Sergio Efraín G. López

  3. Que linda forma de expresarse de un «personaje» tan grande como lo fue, es y será para la eternidad Efrain Recinos, Gracias por compartir.

  4. Mis respetos que bonito plasma ese sentir.

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