Érase una vez un pueblo tan pero tan mediocre que llamaba a votaciones.
Cualquier parecido es pura chiripa. Este era un pueblo que a los Pueblos Indígenas les llamaba indios patas rajadas, tufosos, piojosos e ignorantes. Que cada vez que los miraba llegar a la capital a realizar bloqueos o manifestaciones en exigencia de Derechos Humanos y justicia, les gritaba huevones sin oficio. Era un pueblo que a los adolescentes de periferia los acusaba de violadores, de narcotraficantes y de asesinos. Que a las niñas de periferia les gritaba putas sidosas. Este pueblo que siempre se creyó ser clase media en un remedo barato imitaba a la burguesía oligárquica, pero sus lociones eran…