En Guatemala la muerte tiene rostro de infancia.
Bueno, no solo en Guatemala, y también tiene rostro de mujer. Pero ayer la muerte tuvo rostro de infancia olvidada, y no es alegoría ni nostalgia de las fechas de fin de año. La muerte se mostró desnuda y retadora y caminó sobre los vertederos donde llora el hambre de los parias. Cuatro niños que asesinó un Gobierno dictador. Cuatro niños en tan solo unos minutos encapsulados en sopas instantáneas. No, no es culpa de la pobreza de sus padres, no es descuido de su madre (y tía), estas muertes como todas las demás son responsabilidad del Estado fallido que…