Pintar, otra forma de expresión en mi vida

Cuando era niña siempre quise pintar pero no había dinero para crayones y mucho menos para acuarelas o pintura de otro tipo. Entre que no había dinero y tiempo, tiempo era lo que más nos hacía falta durante el día, crecimos entonces haciendo malabares con la comida, el oficio, el estudio, la crianza de los cumes y el trabajo. Literalmente: destapando un agujero para tapar otro, algo común en la vida del arrabal. Llegó la adolescencia y mis ganas de pintar y dibujar crecieron, también las responsabilidades, nuevamente se fue postergando al grado que lo bloqueé por completo de mi…

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De cómo me fui aislando

También hubo una razón para ese cambio en mi vida: la escritura. Yo iba a seguido a cumpleaños, casamientos, posadas, convivios y eventos sociales de la comunidad latinoamericana en la ciudad. Como miembro de la comunidad conocí muchas personalidades, fui a reuniones comunitarias que tenían que ver con migración, política, cultura y deportes. También fui engañada en infinidad de ocasiones por esas organizaciones “pro” Guatemala y Centroamérica que hacen negocio con la nostalgia de los inmigrantes indocumentados, porque hasta ahí no me había dado cuenta de su finalidad. A todo decía que sí porque para mí era importante apoyar y…

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La criada

Desde que leí Cuando era puertorriqueña, quedé impresionada con su maravillosa escritura y me volví adicta a las letras de Esmeralda Santiago. La sentí tan cercana, su historia de vida era como la de miles que nacemos y crecemos en los arrabales; cada letra, cada calle, cada detalle era una copia en papel calco del arrabal de mis amores. Similares circunstancias vivimos los que crecemos en la alcantarilla. Leerla se convirtió en una necesidad, la profundidad y la sencillez para relatar las tragedias de la vida y la transparencia para expresar el dolor de migrar y la agonía de la…

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El negro, prieto, azabache

Hace unos días me topé  con un negro, prieto, azabache, hermosísimo. De esos hombres hechos a mano. Con esa herencia africana en cada célula y que afloraba en su piel, en los gestos y en la mirada. Levité. Me fascinan los negros oscuros tirándole a azul petróleo. Tuvimos un cruce de miradas y se detuvo el tiempo, todo él era África, (esencia que me trastorna) iba vestido en pantaloneta y playera de mangas cortas, el sol del verano había bronceado su   piel caoba y acentuado la hermosura de sus músculos torneados.

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Mi parcela rentada I

Cuando conocí Comapa me enamoré perdidamente de mi pueblo natal y supe que ahí quería pasar el resto de mi vida. Mi abuelo, campesino y mozo toda su vida trabajaba la tierra en su parcela, y cuando yo iba de visita al pueblo, machete y azadón en mano me iba con él al terrero. Para los primeros días de mayo sembrábamos con la esperanza de que lloviera en aquel pueblo árido. Las milpas no pasaban del metro de largo y nunca vi una mazorca galana, todo crecía y se desarrollaba a medias, como los niños.

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TeleSUR recomienda mi artículo: "Un nuevo Plan Cóndor golpea Latinoamérica"

Mis amores, hoy quiero compartirles que una vez más el portal de noticias TeleSUR recomienda un artículo de mi autoría. En esta ocasión se trata de: «Un nuevo Plan Cóndor golpea Latinoamérica». 

Mi agradecimiento a mi patria Venezuela por el apoyo que da a mis letras y a mis análisis políticos, que son nada más la opinión de una mortal cualquiera que desde la alcantarilla rechaza ser parte de la opresión solapando con su silencio.

Mi amor a Suramérica, hoy y siempre.

Mi agradecimiento a teleSUR que por la proyección que da a mis letras. (Un día cualquiera les contaré de cómo fue que mis artículos comenzaron a publicarse en ese portal, también es una de vaqueros…) y a todos los medios de comunicación que la respaldan.

Dedicado con amor a los parias, a los vendedores de mercado y a los inmigrantes indocumentados del mundo entero. A mi natal Comapa y a mi gran amor, Ciudad Peronia.

http:/https://www.youtube.com/watch?v=0_-nFHEJThE&feature=youtu.be

Yo merita, la niña heladera.

Ilka.

Alessandra Riccio Il coraggio delle donne centroamericane

Alessandra Riccio Il coraggio delle donne centroamericane La morte di Berta Cáceres, assassinata in Honduras qualche mese fa, è l’ultima delle tante storie di donne coraggiose –donne guerriere- dell’America Centrale, una delle regioni più martoriate in questo infausto mondo e anche delle più dimenticate. Nella mia esperienza di corrispondente del quotidiano l’Unità, negli anni a cavallo fra gli ottanta e i novanta, sono stata qualche volta nel Panama del generale Noriega, spesso in Guatemala e in Salvador, dove ancora i movimenti di guerriglia si scontravano con governi davvero sanguinari; e spessissimo in Nicaragua, dove la lotta armata aveva scacciato l’ultimo…

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