Apolonia.
Llegamos a Matamoros después de atravesar Guatemala y México. Éramos 40 de ese viaje y en la puerta de la casa nos entregó el coyote que venía con nosotros desde El Salvador nos dijo que ahí quedábamos en manos de otros polleros que nos pasarían a Estados Unidos y que allá serían otros lo que nos entregarían a nuestros familiares. La casa estaba rodeaba de hombres armados, vestidos de negro y tenían de esas armas que les dicen cuernos de chivo, cuando entramos vimos que había más gente alrededor de unas cincuenta personas que estaban encadenadas de pies y manos,…