Oda de Redención.

Ella, encendió el candilón una noche cualquiera. ¿Acaso conoce el poder de las tempestades? Ella, ¿cómo se llama? Ni siquiera se presentó. Llegó con el viento que arrastra las hojas, encendió el candilón y se marchó. ¿En dónde encontrarla? ¿Salir a buscarla en el escaño solitario? ¿En medio del océano? ¿Al borde del acantilado? En dónde podrá estar. ¿Caminando en la ribera? Ella, encendió el candilón y se marchó. Sigilosa y escultural. Como un fantasma, como una fantasía de litoral, rompiendo las olas. ¿En dónde encontrarla? ¿En la sombra de un muro? ¿En la tiniebla de un callejón? Tal vez…

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Brujas libertarias.

Las brujas son como esas revelaciones incitantes, como los aguaceros que alborotan la humedad, que despiertan los ríos, que convocan tormentas y que engendran nubes que lanzan conjuros, crean pócimas que hacen que las flores de desierto se vuelvan jardines de serranías. Las brujas son legión a la que la jauría le teme por su honradez comprobada. Lunas hechiceras en cuarto menguante, encantadoras de almas solitarias. Seductoras en las tinieblas y lunas llenas que hacen que el tropel despierte en la penumbra. Las hay de todas las edades, en todos los abismos y callejones oscuros. Caminan por las avenidas sin…

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El Prieto.

Es niña. Mi papá se enteró pasados los días de mi nacimiento que yo era niña y no niño, se desilusionó, él quería un varón. Me conoció pasado el mes de nacida, él trabajaba en la finca algodonera La Pangola y mi mamá se fue a parirme a su natal Comapa, llegó con sus once ovejas y un manojo de cebollas, agarró a sus dos hijas y a su compañera y regresaron a la finca. Yo era idéntica a él hasta en el color de piel, pero no tenía pito, entonces se ideó criarme como niño y me llamó Prieto.…

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Un telegrama urgente.

El profesor auxiliar toca la puerta del salón y pregunta por mí, dice que necesita hablar urgentemente en su oficina con la alumna Ilka, la catedrática me da permiso de salir y voy, me espera con un telegrama urgente para que mi mamá se presente a la escuela el día siguiente. Le pregunto cuál es la razón, que si cometí alguna falta, que por qué quiere hablar con mi mamá con tanta urgencia, pero no me contesta y se limita a decirme que si mi mamá no va a escuela no me dejará entrar. Regreso al salón con el telegrama…

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Sobrevivientes de frontera.

Los sobrevivientes de frontera somos estigmas errantes, omisión de la realidad, caretas de mimos tristes, un grito ahogado en el testimonio que nadie quiere escuchar. De sobrevivientes de frontera está lleno el mundo y la historia. Somos lo inconcluso, el salto de una legión forzada a emigrar, sin más recurso que el del desarraigo, la miseria y el ímpetu de no desistir hasta que llegue la hora cero y nos borre de la memoria. A los sobrevivientes de frontera se nos ve en las avenidas caminando con la urgencia del tiempo acabado o con la paciencia de quien solo espera…

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Post Frontera, el libro vuelto la parcela de mis amores.

«El migrante es un muerto que camina sin nombre y sin entierro.» -Sacerdote Pedro Pantoja. Me asomo por la ventana de mi habitación y observo la escarcha de la época del frío yaciente sobre la grama y las hojas de los arces que están al otro lado de la calle. Es otoño, el mismo que me recibió cuando emigré y me convertí en inquilina a cientos de miles de kilómetros de mi natal Comapa y de la periferia que me vio crecer, allende de mi Guatemala. Me hechizó el gris plomizo de sus cielos bajos y la niebla espesa que…

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