Para Navidad.

Asomaban los chiflones de diciembre en las copas de los árboles de las aldeas La Selva y El Calvario, hamaqueaban las ramas de los nisperales, las cepas de guineo majunche se preñaban de hojas tiernas que para fin de año servían para envolver los tamales. Aquellos vientos arrastraban la hojarasca por el camino real en el vaivén de los últimos días del año. Era Ciudad Peronia de la década del 90, covachas y chozas a medio armar comenzaban a poblar aquel enorme descampado, calles de talpetate y lotes con numeraciones en panchas frescas de cemento. A las calles se les…

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Porque me complace.

Porque me complace admirarte en los girasoles del agosto de verano. Encontrarte en las manos de los niños cuando juegan. Advertirte en la hojarasca cuando el viento anhela y suspira solitario por sus penas. En los cerezos del abril neblinoso, en el reposo de sus quimeras. En los poemas de los poetas malditos. En el Blues. En la esquina del callejón de los cortejos. En la candileja. En la timidez de la chispita. En las frases de la gurú que me he inventado. En el filo del acantilado. En la oda desmemoriada rompiendo el silencio. Porque me complace degustarte, despacio,…

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Puños cerrados.

Siempre caminé con los puños cerrados y alerta con mis reflejos despiertos, esperando el golpe que llegaría de cualquier lugar. Un día intenté contar las ocasiones en que me peleé a las trompadas con los patojos de la colonia y no pude, fueron tantas, docenas de docenas, todos los días me peleaba y no había día en el que no llegara con el ruedo del uniforme deshecho. En la noche me tocaba volver a hacerlo, cuando terminaba el oficio y los deberes, porque era segura chicoteada si mi mamá a la mañana siguiente miraba el uniforme con los hilos sueltos,…

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Amor del bueno.

Desde el año 98 en que mis papás vendieron la casa en Ciudad Peronia me juré no volver a descalzarme hasta que tuviera casa propia, y así pasé los años y así emigré, lo mismo sucedió con volver a sembrar flores y hortalizas, dije que lo haría hasta que tuviera un jardín propio. Mientras me secaba por dentro, porque mi vida son las hortalizas, mi fascinación es ver los tomatales crecer y oler por las mañanas las hojas frescas de orégano, de hierbabuena y cebollín. Ver madurar los chiles dulces y disfrutar cuando el culantro se llena de semillas. Eso…

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Revista Domingo.

Con regocijo de niña espero impaciente a que lleguen los domingos, y lo primero que hago después de preparar mi café, es encender el ordenador para leer Revista Domingo. Es un ritual que he realizado durante años, puntual. Cuando no puedo por las mañanas no dejo que se termine el día sin haberlo hecho. Revista Domingo es el puente que me permite atravesar el enorme abismo del tiempo y la distancia, para llegar infalible al reencuentro con el mercado de mis amores, y ver desde la puerta principal a la niña que vende helados en la esquina de la pollería…

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