Os olhares perdidos nos vazios do tempo e do esquecimento provenientes do Norte migrante

Tradução do Revista Diálogos do Sul  Com um nó na garganta, penso nas milhares de crianças que também crescerão na miséria e na exploração e que em suas vidas rotas também se converterão em homens adultos, com olhares perdidos nos vazios do tempo e do esquecimento. Estou no supermercado e vou para os balcões de frutas buscando abacaxi. No balcão da frente onde estão as laranjas e limas, está um homem mexicano colocando fruta fresca; tem o olhar vazio e as mãos cansadas, como a maioria dos indocumentados. Pego dois abacaxis e uma dúzia de bananas e volto o olhar para…

Continuar leyendo…

Limítrofe a la alcantarilla

Al asomarse desde el filo de las laderas, se observan: la alcantarilla, el arrabal,  la periferia, la  barriada, como se les conoce desde las urbes de cemento y casitas del barrio alto,  a los avernos aledaños a la metrópoli. Tugurios oscuros donde habitan sin piedad los 7 pecados capitales, buhardillas donde se reproducen la lujuria y la profanación. Escondrijos donde  se propagan las familias disfuncionales que emponzoñan la culta y casta  sociedad de los pulcros. Nidos de criminales sorbiendo  aguas fermentadas de promiscuidad y sexo obsceno. Es así como lo pintan desde el filo de la ladera, quienes jamás han…

Continuar leyendo…

Dos campos às cabines de TV: as meninas também jogam (e entendem de) futebol

Tradução do Revista Diálogos do Sul  Cheguei aos “campos do lago”, assim são chamados os campos de futebol que estão em frente à praia da Rua Montrose, e minha grande surpresa foi ver times mistos de meninas e meninos; não pude conter o pranto pela emoção, aquele instante para mim foi catártico. Na minha infância, tinha crescido brigando com moleques, desafiando-os com socos para lutar por meu lugar no campo. Diziam-me que o futebol não era coisa de meninas, que fosse brincar com bonecas e lavar pratos. Eu em resposta os desafiava e dizia que iam ver que eu não estava…

Continuar leyendo…

Las niñas también juegan fútbol

Llegué en noviembre a Estados Unidos, para los primeros días de abril cuando empezaba a derretirse la nieve del invierno, salí a buscar trabajo a los campos de fútbol, llevaba conmigo mi título de árbitra de futbol avalado por FIFA y una carta de recomendación de la Federación de Fúbtol de Guatemala. Llegué a los “campos del lago”, así les llaman a los campos de fútbol que están frente a la playa de la calle Montrose, mi gran sorpresa fue ver a equipos mixtos de niñas y niños, no pude contener el llanto por la emoción, aquel instante para mí…

Continuar leyendo…

La autenticidad de atreverse a ser

Uno se debe así mismo la autenticidad de su ser, de su pronunciamiento y de las acciones en su vida, con esto la responsabilidad de las consecuencias. Uno se debe así mismo la transparencia de sus palabras aunque el dolor, la rabia, la urgencia, la confusión, el desencanto, el trastorno y el vacío traten de engullirlas; para arrebatarnos nuestra única y última resistencia. Porque la palabra: es la sangre, la piel, la ternura, la lucha, el ímpetu que trasciende la historia del tiempo, porque viaja en el viento, que es la lozanía y el rescoldo del espíritu. La memoria. Lo…

Continuar leyendo…

Antes, durante y después del 8 de Marzo

La sirvienta seguirá siendo sirvienta, sin beneficios laborales ni derechos humanos. Todo el día, humillada, entre mierda. La jornalera seguirá siendo jornalera, excluida y violentada, trabajando con el lomo partido de sol a sol, los 7 días de la semana. Hasta las galeras donde duermen tiradas sobre el suelo, no llega el feminismo. La maquiladora, seguirá pudriéndose en una fábrica, sin derecho ni para ir al baño en horas de trabajo. 117 años después del feminicidio de 123 trabajadoras en aquella fábrica en Nueva York.

Continuar leyendo…

La soledad de la desolación

En cualquier país del mundo uno está solo, pero en Estados Unidos más. Es una soledad aterradora, que maltrata, que quema, es una soledad fría, que congela, que arranca la piel y que una y otra vez le dice al paria: suicidáte, nada vale la pena, vos mismo no valés la pena. Veo esa soledad todos los días, en las miradas perdidas de los indocumentados. Es una soledad como un abismo, como una hondonada donde uno va rodando, rebotando sin parar. Es la soledad de la desolación, la certeza de haberlo perdido todo.

Continuar leyendo…