Hablando revuelto.

Hace algunos días me preguntó un amigo: ¿cuándo vas a escribir? Le contesté que no sabía, que por lo general en noviembre y diciembre no escribo, porque no puedo, no me brota, sale, escapa, ni una espiada de inspiración, y sin ese condimento me es imposible expresar. Lamentablemente no soy tipo periodista de los que escriben un artículo en media hora y sin tanto alboroto. No, no, no, lo mío es diferente, escribo porque ya me es imposible llorar, y la única forma de deshacer el nudo ese que se atora en la garganta es por medio de las letras.…

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Noche de brujas, alborada del Día de Todos los Santos.

El esperado día de brujas ha amanecido emborrachado en un clima apto para la celebración fantasmal. El cielo luce caprichosamente nuboso de una tonalidad gris oscura, percudido, atiborrado de nubes negras que no han dejado de llorar desde hace días la agonía de octubre. Es el último día del mes; la famosa noche de Halloween, en el país del norte del continente americano el cual se hace llamar en su atinado egocentrismo de vástago anglosajón: América. Es ya el tiempo de utilizar bufanda, guantes y chumpas gruesas emponchadas de algodón, los carros amanecen con el sereno pegado en los vidrios;…

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Vientos de Democracia.

Es el cuarto sábado del mes, la tarde agoniza apostada en las entrañas de la Ciudad de los Vientos, mientras la noche logra apoderarse completamente con su fantasmal oscuridad un grupo de compas latinoamericanos disfruta de una velada que pinta para ser inolvidable. La puerta está abierta con un anuncio que cuelga pegado al vidrio que dice: la actividad es en el salón de atrás. Entramos (mi hermana y yo) pasando por la parte de la tienda en donde se encuentran las bufandas, güipiles, libras de café de la Cooperativa Santa Anita, collares, morrales, bolsas y todas esas cosas típicas…

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Allá por los vientos de octubre…

Las hojas de los árboles maduran como los mangos y los jocotes de corona; lentamente. Ese colorido es la miel seductora que destila en su agonía el elíxir otoñal. Aquí estoy nuevamente ensopada en un mar de alucinaciones nostálgicas tratando de desenfundar las emociones y esparcirlas sobre el teclado de éste ordenador; como siempre sin orden ni método simplemente dejando fluir esa espiada que me vienen a dar los aires de octubre. Los vientos confabulan enloquecidos y con austera autoridad se apoderan de las ramas casi desnudas de los árboles de arce; desde la altura de las copas color fuego…

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De San Juan Chamelco a Gringolandia.

Gamaniel Cotzajay es un joven que emigró siendo apenas un niño, hijo de un padre alcohólico; desde muy pequeño se vio obligado a trabajar para poder ayudar en lo económico a su madre; que con cinco crías más le era imposible sostener el hogar con el mísero salario que juntaba lavando ropa ajena. Son las cuatro de la mañana una fuerte ventisca de polvo se levanta provocada por el paso de la camioneta sobre la carretera de terracería en la salida del pueblo, allí va encaramado Gamaniel, es el ayudante del chofer. Se guinda de la puerta con sus brazos…

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Chifla el viento austral en el atisbo de un otoño con olor a Guatemala.

Tarde septembrina, lentamente el otoño ha ido incorporándose a la agitada vida de la ciudad, el viento austero con su vendaval indomable, se apropia lentamente de las sombrías tardes que cada vez son más comunes. Frío; el viento trae consigo envuelto el frío, las hojas queditas comienzan su metamorfosis, en su habitual agonía de todos los años. El otoño está a punto de reventar en un arcoíris de multicolores. Las aves comienzan la etapa de emigración, buscando refugio lejos del lugar a donde llegan muchos humanos buscando uno. Las hojas tiernas comienzan a caer, sueltas, solitarias, en un eterno llanto…

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Crónica, tushte, casaca de un desfile centroameriano chapucero.

Es 15 de septiembre, me levanto realizo el acostumbrado ritual matutino antes de irme a trabajar, enciendo mi teléfono celular, vaya sorpresa, tengo un mensaje de voz, lo escucho: Negra, la pedimos en especial para vos, son las doce de la noche acaba de entrar la antorcha al colegio, aunque estés lejos, aquí los de la manada seguimos esperando tu regreso… se escuchan saludos, gritos, vitoreos y de repente me dejan sola, en compañía de la inconfundible melodía de El Grito… la escucho muda, con la piel eriza. Me voy a trabajar. Durante la semana me he encontrado con artículos…

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