El jamaiquino.

Tenía un año de emigrada y estaba trabajando en la Liga Nacional de Fútbol Europeo. Quinientos equipos de todo Europa y algunos de Latinoamérica, África y Asia. Mi inglés era parco, apenas entendía palabritas y de hablarlo ni se diga. Siempre andaba con mi traductor electrónico en forma de calculadora. Mi asesor arbitral que era griego me enviaba a los juegos más complicados, y siempre me mandaba con árbitros experimentados. Memoricé lo básico del fútbol en inglés para responder a preguntas de los jugadores que se dan en el instante cuando sucede una falta, y cuando no entendía llegaban los…

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Sin arrepentimientos.

Hoy en la madrugada me encontré con la frase de Waris Dirie: «Me encanta la vida . Me gustaría poder vivir otros 500 años , de verdad. Hay mucho que hacer . No me siento amargada o enojada o decepcionada . En todo caso , estoy muy agradecida por de donde yo vengo . No tengo arrepentimientos en absoluto.” Mi Nube Pasajera –un ser imaginario que creé para conversar- me dice que yo me enamoro del amor. Y es cierto, yo me enamoro todos los días, soy de mil amores. Me encantan las rarezas, lo sui géneris que está en…

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Para Navidad.

Asomaban los chiflones de diciembre en las copas de los árboles de las aldeas La Selva y El Calvario, hamaqueaban las ramas de los nisperales, las cepas de guineo majunche se preñaban de hojas tiernas que para fin de año servían para envolver los tamales. Aquellos vientos arrastraban la hojarasca por el camino real en el vaivén de los últimos días del año. Era Ciudad Peronia de la década del 90, covachas y chozas a medio armar comenzaban a poblar aquel enorme descampado, calles de talpetate y lotes con numeraciones en panchas frescas de cemento. A las calles se les…

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Porque me complace.

Porque me complace admirarte en los girasoles del agosto de verano. Encontrarte en las manos de los niños cuando juegan. Advertirte en la hojarasca cuando el viento anhela y suspira solitario por sus penas. En los cerezos del abril neblinoso, en el reposo de sus quimeras. En los poemas de los poetas malditos. En el Blues. En la esquina del callejón de los cortejos. En la candileja. En la timidez de la chispita. En las frases de la gurú que me he inventado. En el filo del acantilado. En la oda desmemoriada rompiendo el silencio. Porque me complace degustarte, despacio,…

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Puños cerrados.

Siempre caminé con los puños cerrados y alerta con mis reflejos despiertos, esperando el golpe que llegaría de cualquier lugar. Un día intenté contar las ocasiones en que me peleé a las trompadas con los patojos de la colonia y no pude, fueron tantas, docenas de docenas, todos los días me peleaba y no había día en el que no llegara con el ruedo del uniforme deshecho. En la noche me tocaba volver a hacerlo, cuando terminaba el oficio y los deberes, porque era segura chicoteada si mi mamá a la mañana siguiente miraba el uniforme con los hilos sueltos,…

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