El jamaiquino.
Tenía un año de emigrada y estaba trabajando en la Liga Nacional de Fútbol Europeo. Quinientos equipos de todo Europa y algunos de Latinoamérica, África y Asia. Mi inglés era parco, apenas entendía palabritas y de hablarlo ni se diga. Siempre andaba con mi traductor electrónico en forma de calculadora. Mi asesor arbitral que era griego me enviaba a los juegos más complicados, y siempre me mandaba con árbitros experimentados. Memoricé lo básico del fútbol en inglés para responder a preguntas de los jugadores que se dan en el instante cuando sucede una falta, y cuando no entendía llegaban los…