Por mi amor al deporte

Cada primero de enero desde hace ya muchos años, voy a realizar ejercicio a mi reserva forestal rentada, es mi forma de agradecer al deporte lo mucho que le ha dado a mi vida, pero también es mi promesa de continuar realizando actividad física siempre. Cuando hay suerte para esta fecha del año ya ha nevado, es raro cuando no sucede. Entonces el bosque se torna en un lugar mágico, el viento que sopla para ésta estación del año es la mejor compañía junto a los animalitos silvestres que hacen de esa arboleda su hogar. Ir a caminar y subir…

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Diez más diez, más otros diez, más cinco

Las clases para estudiar el magisterio de Educación Física eran de 7 de la mañana a 6 de la tarde, la única clase práctica que teníamos en la mañana era natación, de ahí todo era teoría y hasta después de almuerzo teníamos las clases prácticas que en realidad también llevaban teoría y nuestras ansias por la actividad física se veían aplacadas por los folletos de 50 hojas que teníamos que fotocopiar cada tanto. Libros pocos o ninguno a veces, ahí se estudiaba con fotocopias dada la economía de los padres de familia.  Salíamos a las 12 a almorzar y las…

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Mi café, Simone y Clarice

Los dos únicos libros que mantengo sobre mi  escritorio y no porque no existan otros que me gusten. El del Segundo Sexo de Simone de Beauvoir y el otro que es una biografía sobre Clarice Lispector, ¿Por qué este mundo? De Benjamin Moser.  El libro de Simone lo encontré en una tienda de libros usados que visito de cuando en cuando. Y porque me costó mucho leerlo al principio con mi inglés más para allá que para acá, con diccionario en mano me di a la tarea de adentrarme en esas páginas y ver sobre qué es que hablaba esta mujer.  El…

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Tres turnos al día

Intento abrir la puerta de la panadería y el viento que está en contra lo hace más difícil pero además es una puerta antigua, con bisagras antiguas sin mantenimiento que vuelven a la puerta una fortaleza, cuando por fin lo logro se deja ir con aviada y me da en la  espalda, salgo revirada hacia el frente y apenas logro mantener el equilibro. La muchacha que está en caja sonríe y también el señor maestro panadero. A usted no la quiere la puerta, me dice el maestro panadero, un señor como de unos 75 años de edad. Cállese, que en la…

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A Comapa, mi nuevo poemario

Cuando cumplí 15 años fui a conocer Comapa, el pueblo donde nací. Me enamoré a primera vista,   de los niños de panzas cundidas de amebas saltando descalzos en los charcos de agua, ¡la felicidad de los inocentes!  De las sombras de los encinos rojos que daban vida a los barrancos. Y en los senderos la compañía de los guayabos silvestres, los palos de jiote, los nances, las manzanas rosas,  los chaparrones y los palos de jocote de corona.  Las milpas que se atrevían a dar flor en aquella tierra árida de pedrerío por doquier, porque así es Comapa, allá hay más piedras que…

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Los hombrecitos de lomo duro

No tienen contratos, les dan trabajo de palabra y les pagan lo que el empleador quiera. Son los que más trabajan y los que menos dinero generan. Son los latinoamericanos que trabajan en construcción en Estados Unidos. Sus cuerpos como de niños, como de adolescentes recién en desarrollo, la piel pegada a los huesos, bajos de estatura y hasta un poco enclenques si se les mira bien.  Llegan en parvadas a trabajar en los techos de las casas en construcción, como puntos finos se miran a la distancia de las alturas. Ponen y quitan, ponen  y quitan; martillan, pegan, levantan, todo…

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La mujer silvestre y su bicicleta

Vamos bebé, le dice la mujer silvestre a su bicicleta mientras la sube  a su carro y va camino hacia el bosque.  Tiene la suerte de vivir en un lugar en donde abundan los arboledas con senderos para pasear en bicicleta, a caballo, salir a correr o a caminar. Esas florestas como pequeños pulmones que dan respiro a las ciudades que forman la gran urbe en donde vive.  Su bicicleta es uno de sus grandes amores, la cuida tanto, como a un bebé. Quiere a su bicicleta no como algo material, no como un objeto, la quiere porque esa bicicleta tiene alma,  dice…

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