Helado de Tamarindo.
Parece día de verano, un bochorno de calor que desespera, los tulipanes reventaron en dos días, el clima apresuró la desnudez de aquel arcoíris de pétalos. Regreso de mi jornada laboral del día domingo. Paso a la tienda de la esquina a comprar tortillas caladas, de esas empaquetadas que pueden pasar semanas en el refrigerador y no se descomponen, tan delgadas que parecen ostias. Al otro lado de la calle está la licorería, hacia allá me dirijo y compro seis cervezas, los domingos por las tardes me gusta degustarlos con una michelada en la mano mientras observo desde el balcón…