¡Marzo: huele a Guate, a Semana Santa e indiscutiblemente a Huelga de Dolores!

La primavera entró temprano en Chicago, las tormentas invernales han dejado respirar por fin a los árboles que; aún desnudos comienzan a poblar sus ramas que retoñan lentamente, verlos así, me transporta al verano guatemalteco, árido, con su bochorno de calor, la flor de pito en esplendor, el jocote rojo de febrero que crece a orillas del río Paz, en Valle Nuevo Jalpatagua, ver los árboles así, me conduce de un sopapo a las Cuevas de Andá Mirá. Llevo dos semanas de andar de sonámbula durante el día, indagando a medio trance emocional, con un pie aquí y otro allá,…

Continuar leyendo…

De mujer a mujer: expandé la escuela.

«Existen dos tipos de personas en el mundo, los seres humanos y las mujeres. Y cuando las mujeres tratan de comportarse como seres humanos se les acusa de querer ser hombres» Simone de Beauvoir. Hoy me preguntaba: ¿en dónde anduve hace cien años? No sé. Por más que quiera imaginarme no me da la maceta para ubicar el pulso de aquella avalancha feminista que despertó al mundo. Y es que hace un siglo comenzó la cuenta regresiva, hace un siglo del primer estruendo feminista que asustó al patriarcado mundial, hace un siglo que viene haciendo eco la voz femenina, la…

Continuar leyendo…

Chamusqueando entre los recuerdos.

La semana pasada no me sorprendió leer en Revista Domingo, las entrevistas realizadas a mujeres que ejercían trabajos poco comunes (es más ya se habían tardado) y mientras las leía no pude evitar sentirme identificada con cada una de ellas, aunque lo mío no es manejar aviones, camiones y tractores también tengo una historia “poco común” y es mi pasión: el balompié. Es (conscientemente) el primer amor de mi vida, la pasión más añeja, el fútbol. Fue muy difícil ser niña en una calle o cuadra (como le llamábamos nosotros) solitaria prácticamente, cuando llegamos a vivir a Ciudad Peronia solamente…

Continuar leyendo…

Del merequetengue causado por el baile hormonal.

La bocina del automóvil sonando sin cesar le avisa que sus amigas ya están allí. Instantáneamente la llaman a su teléfono celular, ella contesta sin urgencia─ ¿aló? La otra voz que apenas se escucha entre la bulla que han de tener dentro del automóvil objeta.─Púchis vos estás en Estados Unidos, ya te dije: acostumbráte a contestar el teléfono con el ¡hello!; no con tu mustio ¿aló? Te escuchás como recién bajada de la montaña… ─ ¡A la gran diabla, ya shó! ¿Y vos? De Chiquimula tenías que ser… viviendo en una ciudad en donde las únicas subidas son las de…

Continuar leyendo…

Sábado de pepián antigüeño. Si pues…

La ilusa me pidió que por favor, pero que por favor, no cantara la historia, ¿o contara? Que mejor me inventara una de los Pitufos, de Bonanza, del Gran Chaparral, o ya a las perdidas una de MacGiver. Me dijo que sería ideal que me descociera enumerando mis aventuras de niña mala.¿Mis pato aventuras? No, no y no. Pues regresando al tema del pepián antigüeño, sepa la verdad cómo sea, porque el que yo hago me sale color café, el que hace una amiga le sale rojo, y así han de haber de mil colores me imagino. Con eso de…

Continuar leyendo…

Lunes en Monday, ayer en hoy.

Es lunes… me levanto… -la alarma del reloj despertador es implacable- y me sucede lo que regularmente todas las mañanas desde que emigré: se apodera de mí una especie de espanto. Me acaricia esa insípida sensación de verme perdida, desorientada, al abrir los ojos y observar que he estado durmiendo-durante años- en una cama completamente extraña, en una habitación que no es la mía; y que a mi cuerpo lo protegen del frío del invierno la calefacción y una sábana atiborrada de plumas de saber que animal…, ¿en donde quedó mi cama de metal y mi poncho de Totonicapán? Continúo…

Continuar leyendo…

Contra el olvido.

Parte de mis recuerdos más bellos están asociados a los días cercanos a la celebración del Cristo Negro de Esquipulas, por esa misma razón y curiosamente, cuatro años preciados de mi vida se compactan en un sólo mes: enero. Hoy escribo la historia que he narrado en más de una ocasión y que prometí (algún día si mi alma me dejaba) referir; para que en un futuro por si la memoria se me descarrila y mi voz deja de existir, lo lea mi compañera de batalla de; ayer y hoy . Escribo para que esa retentiva no quede inmersa (sin…

Continuar leyendo…