Como roedores de alcantarilla
No importa el día del año y si llueve un torrencial, ellos siempre están ahí desde la madrugada hasta que anochece. Poniendo el lomo. Su cuerpo como herramienta de trabajo y modo de sobrevivencia. No importa si piensan o sienten, si se preguntarán la hora (porque para el explotado no hay reloj que se detenga) o si les duele una muela o tienen ampollas. Si se les acaba de morir un familiar o les nació un hijo. Ellos siempre están ahí. Poniendo el lomo. Nunca son vistos como personas, al contrario; muchas veces estorban entre los corredores de los mercados populares y nunca falta…