El gladiolo que floreció en invierno.

Echaba de menos la querencia de su tierra, el clima seco y las tardes áridas donde el calor se aplacaba con palanganazos de  agua regados sobre el polvo. Siempre fue un gladiolo hasta que lo emigraron como planta de exportación y fue trasplantado en otra tierra dentro de un tiesto abandonado en la soledad de un balcón,  en ese extraño suelo le llamaban gladiolus  un mote sumamente ajeno al sonido de sus oídos.
En la comarca de sus nostalgias era una planta medicinal, también amuleto y sus pétalos llamaban la atención por su hermosura y sus intensos colores,  en el huerto conversaba con las hortensias, los rosales, las hortalizas, las milpas en floración y en las tardes reposaba sobre su tallo deleitándose con el canto del pijuy que se asomaba sigiloso a  enamorar las dalias con su trino seductor sobre  que una rama del limón  les cantaba viejos boleros.
En el suelo de su melancolía solían abonar la tierra con zacate seco de noviembre que cortaban después de la tapisca el tiempo en que se comía el ayote en dulce y el atol shuco,  cuando se desgranaba el máiz nuevo y se apartaban sobre el tapanco las mazorcas para semilla entones  por las tardes a la hora de la oración tomaban un chuzo  sacaban su bulbo  de la tierra y la abonaban luego lo colocaban nuevamente en su morada con la habitación completamente ventilada para un nuevo estación  de botones y pétalos.
Esperaba impaciente la llegada del verano para retoñar junto a los rayos del sol de las mañanas y el agua de las noches regada con bucul.
Los grillos ofrecían conciertos  de balde cortejando a las esperanzas   porque éstas  se embobaban con  el fulgor de las luciérnagas.  Las madrugadas amanecían impregnadas de aroma  a azahares y con el canto del gallo.
Su vida había cambiado completamente de ser una de las más bellas flores con altos tallos en el jardín se convirtió en una solitaria raíz que perecía dentro de un tiesto. Muchas canículas pasaron frente a sus ojos y sus brotes se negaron a crecer.
Llegaron primaveras  y admiró la lozanía de los cerezos, cómo los tulipanes emergían frondosos y delicados dentro de tiestos parecidos al suyo, pero él era un abandonado gladiolo que nunca pudo dar flor.
Los  inviernos cubrían de hielo su desolación, hasta que  una  tarde  una fina brizna cautelosa  se posó sobre el tiesto arrinconado en el balcón,  en el centro cubierto por el humus observó el seco tallo jorobado y dulcemente le habló, “ gladiolo de colores vivos de aromas tropicales no renuncies a tu esencia que es ser una bella flor ” el gladiolo  azarado creyó estar enloquecido  pero la brizna nuevamente le habló, “ obsérvame soy una luciérnaga que en el verano se extravió pronto llegó el otoño y el invierno de nieve me cubrió, pero no renuncio a mi incandescencia a ser un  tenaz destello  ni a esconder mi refulgencia pues es ésa mi misión, la de guiar a quien ha perdido la ilusión ”.
¿La ilusión? Pensó el gladiolo habiendo acertado la luciérnaga  en su manifiesto,  pronto el tallo enderezó  y conversó con el destello que iluminaba en el balcón.
“Tu zona de confort en el pasado se quedó, déjala ir que retorne a la comarca, crea una nueva  y hazla tu autonomía que no exista tormenta, estación ni  ilusa agonía que te impida florecer, eres un valioso ser que  embellece éste solitario tiesto”.
La confianza y lozanía el gladiolo recobró y ése fue el primer invierno que aquella cepa de colores vivos se vistió, la luciérnaga cubierta  de brizna se plantaba todas las noches a contarle de los sonidos de la oscuridad y el verde gladiolo pasmado  la escuchaba,  compartían las veladas junto al tiesto en el balcón y la diáfana mirada del incondicional farol que mientras el gladiolo agonizaba solitario y en silencio su luz nunca extinguió, invisible en esos tiempos para el bulbo desolado más ya no es un descampado aquel invierno  en floración.
Ilka Ibonette.
04-02-2013
Tabucolandia.

3 comentarios

  1. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Ilka linda: Un bello texto poético. Cada día escribes mejor. Felicitaciones. Besos, Chente.

  2. Usted es una poeta encantadora llevo leyéndola dos años y me tiene fascinada con sus relatos, éste es espectacular.
    ¿Ha publicado libros? Si es así por favor dígame en dónde puedo encontrarlos vivo en Portugal.
    ¿En quién se inspira? Sepa usted que buena parte de la comunidad guatemalteca que vive en Portugal la lee. Me enorgullece ser su paisana. Un fuerte abrazo Ilka preciosa.

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