Una ofrenda floral para quien emigró.

 
http://www.youtube.com/watch?v=nrsdu_TDm5c&feature=youtu.be
Son cientos de historias sin contar las que guardan las fronteras  por donde transitan  clandestinamente quienes emprenden el camino en busca de un destino que nunca conocerán porque  las fauces de la perversidad humana se los tragó.
Cientos de vidas perdidas, socavadas, cientos de miles de ilusiones mutiladas, cuerpos quedan a la vera del camino,  flotando en las corrientes de los ríos, partidos, transgredidos, en las murallas, yertos en los desiertos. Nadie por ellos más que la propia desgracia, el mal augurio, la pérfida alevosía de quien los trafica, los vulnera y los asesina.
Ahí están ocultos entre los matorrales, expuestos junto a los cactus, tumefactos a la orilla del río de aguas negras, desmembrados en las vías férreas, incontables,   infinitos ahí están todos, toditos sin que falte uno siquiera: los cuerpos de la emigración clandestina.
La vidas truncadas, las niñas desiertas, los hombres reventados a golpes de vejación, las madres sin pasaporte que buscan el norte para su salvación, perverso el traidor que las vulnera, las explota y las hace enloquecer encarceladas en la desventura y  bajo la tortura de haber nacido mujer.
Qué contarán los vagones enlutados que fueron testigos de tanto horror, qué memorias guardarán los desiertos baldíos, el agua fría del río que los ahogó, qué dolores sufrirán los montes que guardan en  sus entrañas las marañas de quien los traicionó, ¿dormirán los mares despertados que agitados no los pudieron salvar? A ellos a ellas, las que en balsa se lanzaron contra la adversidad.
Qué  conversa la línea férrea si  sus noches nunca pueden amanecer, oscuras y enlutadas nada pudieron hacer para salvar a las esclavas que desde  las alturas lanzó un mercader. ¡Oh tristes cuerpos desmembrados!, siguen siendo los subyugados nunca obtendrán la libertad, en las fosas clandestinas han quedado sin piedad.
¿Quién los busca?, ¿quién los nombra?, ¿quién los llama?, ¿quién los extraña?, ¿quién los llora? ¡Oh tristes muertes insignificantes!, para el gendarme que las traicionó,  invisibles seres clandestinos, emigrantes del camino, en la senda han de quedar, ahí en el mismo sitio ennegrecido donde ancestros también lloraron su penar.
En las huellas sus memorias, en el cielo desteñido el llanto de aquel niño que murió buscando su papá, en los muslos de las niñas la aves de rapiña que   han marchitado su oquedad, ¡oh tristes noches enlutadas! Cobijaron las miradas de quien no respira más, el suspiro entumecido que pide libertad.
¡Oh agriada desventura! Quién en suerte desplazada la amargura encontró, luz de cirio macilenta apagada en la tormenta su sendero oscureció, ha caído muerto el corazón apuñalado cuando descansaba su coraza, a la sombra de un mezquite, tenía sed  y gripe necesitaba reposar,  ¡oh mísera calamidad!  Que un hermano deshumano en lugar de tenderle la mano una daga le ensartó.
En las astilladas cornisas de un confín han quedado agazapados los gemidos de dolor, sollozando van en viento austero y despierto el siempre atento que los abrigó. ¡Escuchar todos este grito de  clamor  ensangrentado, son miles los emigrados que la frontera se tragó!
¿Quién los busca? ¿Quién los nombra? ¿Quién los confina? ¿A dónde los llegan a enflorar? ¿A qué tumbas llevan las ofrendas? ¿ En qué camposanto? ¿En qué destierro? ¿ A qué río crecido? ¿A qué tapial? ¿ A qué desierto? ¿En qué vía férrea?
Una ofrenda al emigrado que no sabía que iba a sucumbir,  al por siempre clandestino que es elegía del camino, a la cría errante que un ruin vulneró, a la mujer decidida que  el infortunio soterró.
Una ofrenda para quien aun no regresa a la entraña de la tierra de donde un día partió, porque sus huesos ya son polvo en la fosa clandestina de un camposanto  que nunca existió.
Para ellos y ellas en el mundo entero, quienes no pudieron sobrevivir a la migración clandestina. Hoy  una ofrenda, un cirio y una flor para ustedes.
Ilka Oliva Corado.
Noviembre 01 de 2013.
Estados Unidos.
 
 

3 comentarios

  1. Gracias por recordarnos ese di’a cuando dejamos nuestro terrugno; por mil razones pero de una forma u otra todos tuvimos que dejar algo atras. Ese algo siempre estara’ con cada uno de nosotros hasta nuestra misma muerte. Otros menos afortunados ya se lo llevaron con ellos.

  2. Cirio y flor tu contraseña sean. Aplaudo. Beso.

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