Clarice Lispector, fedele alla sua essenza selvaggia

Tradotto da Monica Manicardi Questo testo appartiene alla serie Las Insurrectas La grande scrittrice Clarice Lispector compie 100 anni. La straordinaria scrittrice che non ci ha mai creduto, troppa purezza nella sua anima per camminare nella vita con l’ego dell’intellettualità. I suoi testi si facevano strada nella vita quotidiana, con la macchina da scrivere sopra le sue gambe mentre si prendeva cura dei suoi figli piccoli. La stessa stanza di cui parla Virginia Woolf era per Clarice quella macchina da scrivere che l’ha salvata dal vuoto.  Clarice, che è cresciuta nella  povertà, emigrante sin da bambina che parlava il portoghese con…

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Clarice Lispector, fiel a su esencia salvaje

Este texto pertenece a la serie Las Insurrectas La gran Clarice Lispector cumple 100 años.  La escritora extraordinaria que nunca se lo  creyó, demasiada pureza en su alma  como para caminar por la vida con el ego de la intelectualidad. Sus textos se abrían paso entre la vida diaria, con la máquina de escribir sobre sus piernas en lo que cuidaba a sus hijos pequeños. La habitación propia de la que habla Virginia Woolf fue para Clarice esa máquina de escribir que la salvó del vacío.  Clarice, que creció en la pobreza, emigrante desde niña que hablaba el portugués con un acento…

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La papa partida por la mitad

Este texto pertenece a la serie Las Insurrectas. Salimos de la cantina Las Galaxias con los patojos alrededor de las 9 de la noche, los fines de semana tenía la libertad de un tiempo libre después de vender helados y dejar alimentados a los animalitos, entonces me iba a jugar pelota,  a aplanar calles con los patojos o sola a virinbundear  y en el camino me encontraba con algunas amigas y nos íbamos a  darle la vuelta a la colonia. Eran los tiempos de mi adolescencia y Ciudad Peronia crecía cada día, en el asentamiento comenzaban a verse pequeñas construcciones de casas, poco…

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Las vendedoras de la aldea

Siempre vienen a mi mente cuando las flores de las diez comienzan a abrir sus pétalos en las mañanas tibias del verano. Y con la brisa tenue de los días de sol y canícula, aparecen las panadas de agua regando el patio empolvado de aquella casita fue el nido que abrigó la inocencia  de mi niñez. Y  el olor a tierra  mojada llega hasta la ventana de mi habitación, aquí en esta tierra lejana donde hoy planto ajos, semillas de tomates y acomodo las ramas de las parras de hierbabuena que se expanden galantes como enredaderas entre las flores de chiliguas, los tiestos…

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Las Insurrectas: Doña Vicky, la primera fotógrafa de Ciudad Peronia

Apareció con su cámara colgada del cuello y comenzó a ofrecer sus fotografías, como quien ofrece queso fresco cuarteado, flores recién cortadas, escobas, limar cuchillos, comprar botellas y papel periódico; así simple en un día cualquiera de arrabal. Fue para la década del noventa cuando en Ciudad Peronia solo existía un fotógrafo que llegaba de la capital los domingos  a retratar y regresaba a las semanas a entregar las fotografías  que dejaba fiadas   y   que le iban pagando por pocos.   Era importante retratar a los niños recién nacidos y al güiralito conforme iba creciendo y si se podía el retrato familiar, las fotografías eran…

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Las Insurrectas: Alice Munro

“Escribí mi primera novela porque quería leerla”. –Toni Morrison.  La agudeza de la escritura de Alice Munro está marcada por la simplicidad y la  naturalidad con la que conversaría  cualquier ama de casa con sus amigas en la cocina mientras prepara el almuerzo de sus hijos. Alice escribe con la inocencia con la que hablan las mujeres que trabajan limpiando habitaciones de hotel y de las que en los pueblos inhóspitos pasan las tardes lavando  ropa en los estanques públicos.  Escribe así porque Alice es así, Alice escribe lo que es. No hay glamour en su escritura ni palabras rebuscadas, no existe el…

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Las Insurrectas: Doña Julia

Tendría como 8 u 9 años cuando la conocí, ella alrededor de 70,  su lugar de trabajo era la parada de buses de Ciudad Peronia, doña Julia tenía ojos azules de cielo desnudo de verano y vestía  ropa de segunda mano que compraba en las pacas, siempre limpia, su garbo natural la hacía lucir como una prenda fina recién comprada; sus vestidos largos de muselina y gamuza que combinaba  con bufandas y pañoletas de seda. A primera hora siempre cargaba puesto un gorro que se quitaba a media mañana cuando calentaba el sol, entonces dejaba ver su cabello blanco algodonado. La recuerdo alta, muy…

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