¿Conciencia o doble moral?

Me pregunto, que si es cierto –como se pavonean en las manifestaciones y con euforia de fiesta que hasta le llaman “dignidad nacional”- que a los guatemaltecos de pronto nos nació o nos despertó la conciencia, con ese caso de corrupción tan sonado y vergonzoso –de paso que nos daba pena si somos el colmo del descaro como sociedad clasista, racista y apática- que lucharemos por todas las causas justas, sin reparo y sin diferencia porque se supone que fue el cúmulo de tanta vejación lo que nos llevó a explotar de tal manera que abarrotamos las calles. Que exigimos…

Continuar leyendo…

No te detengás Guatemala.

A Guatemala no fue capaz de unirla el Juicio por Genocidio, no hubieron encadenados frente al Congreso de la República ni frente a la puerta del Palacio Nacional. No se aglomeraron personas con sartenes, botes, guitarras a acompañar a las mujeres ixiles que testificaron. No llegaron desconocidos a ofrecerles un pan con frijoles y un vaso de atol. No llegaron artistas nacionales a abrazarlas por su dignidad y entereza, quedando registrado el momento en los medios de comunicación. Tampoco se vio a estudiantes San Carlistas enfilarse en marchas para apoyarlas, mucho menos a los de las universidades privadas. No salieron…

Continuar leyendo…

Cuando voté por Portillo.

De verdad muchá, yo voté por Portillo. -¡Camorra!-. La única vez que yo voté en Guatemala lo hice por él. En mi ignorancia de patoja desinformada cuando le di mi voto fue porque pensé que como él también era “pobre,” nos entendía a los de pies descalzos y que haría un cambio en el país. Desconocía quién estaba atrás suyo y mucho menos lo que significaba el FRG. Por eso comprendo muy bien a quienes en estas elecciones les sucederá lo mismo y darán su voto por razones similares a las mías, desconociendo el poder que tiene éste para colocar…

Continuar leyendo…

Es mejor una ladina que una india, para vicepresidenta.

No sé si a usted le pasó, pero a mí sí. En las elecciones pasadas en Guatemala, muchos letrados con esos sus aires de alcurnia y su distinta clase social me dijeron, literal: “es mejor una vicepresidenta ladina que nos represente, que una india patas rajadas.” Con esa arrogancia del racismo y el clasismo propio de ciertos asoleados que porque viven en las casitas del barrio alto (y la mayoría de ellos que quisieran, pero ni arrastrándose…) y tienen perchas de pergaminos universitarios. Ahí está pues, su vicepresidenta ladina les dio en todo el pocillo, por hocicones. No solo eso…

Continuar leyendo…

Guatemala renuncia a su lipidia.

Tantas veces me han preguntado a lo largo de mi vida, que por qué odio a los letrados, que por qué les tengo recelo, me preguntan si la envidia que les tengo es acaso por la infancia de miseria que tuve. Estas preguntas vienen con la afirmación.   Y no es envidia, ni odio, ni recelo. Lo que sucede es que los letrados a mí nunca me han maravillado, no los veo como dioses, nunca les he rendido pleitesía y nunca me he sentido un ser inferior debido a mi vida de vendedora de mercado. Lo que sí es que muchos…

Continuar leyendo…

La Guatemala que olvida pronto.

Con los acontecimientos de los últimos días en Guatemala, vinieron a mi memoria la cantidad de insultos que recibí de lectores que apoyaban fervientemente al otrora candidato a la presidencia, el genocida Otto Pérez Molina. En ese tiempo yo era tan inocente y confiada que el número de mi teléfono celular hasta cierto punto era público, y por esa vía también comencé a ser atacada. Recuerdo que perdí amistades que para mí eran del corazón, ellas se alejaron tachándome de resentida y que este país me había cambiado y que yo me había agringado. Que no quería el progreso de…

Continuar leyendo…

La dignidad de los rebeldes rojos.

No es nada nuevo que se señale a los rojos, que se les pretenda insultar con el mote de conspiradores, con esto tratando de desacreditar los arrestos de los consecuentes. Esos lastres, esos subversivos, bochincheros, los agitadores de sueños, esos perturbadores, resentidos sociales. Esas lacras que le apuestan a la anarquía. Terroristas los llaman los capitalistas. Esas camisas blancas que viven de la sangre roja que le chupan al país porque saben que ahí está la vid. Ellos mismos se nutren de nuestra hemoglobina, y en un cuento de hadas nos hacen creer que los rojos son los malos de…

Continuar leyendo…