En Guatemala, la vida y la familia por un decreto.

El domingo 11 de mayo, los usureros de la fe y de la doble moral convocaron a la Marcha por la Vida y la Familia en la que se jactan de contar que participaron más de 57 mil asoleados. Cifra monumental en un país como Guatemala en donde solo los clásicos de fútbol español logran captar la atención de la yunta de bueyes.
Estaban ahí los avaros disfrazados de santos y las mezquinas disfrazadas de caridad, aquello fue un bacanal a paso de marcha con redoblante militar, ¡alabado sea el Señor! Diría la vicepresidenta, ¡oremos hermanos! Cantaría el sotanudo arzobispo metropolitano Óscar Julio Vian, ¡pero sigo siendo el rey! Dirían los 57 mil asoleados ¡Guatemala va al Mundial! Para estar a tono con la Copa del Mundo que se llevará a cabo en Brasil, se discutieron la decoración con globos amarillos y verdes que después de la lavada de coco soltaron en misericordia y piedad a favor del viento contaminando más el medio ambiente.
Entre vírgenes y castos la santidad se sentía –cuentan- de tal manera que algunos juraron haber levitado en más de una ocasión durante la marcha y tuvieron que bajarlos a hondazos porque para payasos era suficiente con el arzobispo metropolitano.
Hablaban en lenguas pero ninguna de las reconocidas como idiomas que hacen de Guatemala un país multilingüe, se sintieron tocados por el señor –que vendía algodones- y un fuego -llegado de las cenizas del volcán Santiaguito- los hizo sentir que estaban ya – ardiendo en las llamas del infierno- en salmuera y listos para pasar a capilla ardiente- limpios de todo pecado para ser recibidos –cuando la limpieza social lo decidiera- en las puertas del paraíso –pero no de la colonia de arrabal- porque habían sido purificados en alma, cuerpo y espíritu. Así lo decretaría horas después el Congreso de la República.
Pero de aquella marcha de purificación entre beatos, santas, apóstoles, líderes criminales enmascarados, violadores solapados, virtuosas almas vendidas al crimen organizado, canonizados lastres impunes de saco y corbata, doncellas solo en pensamiento y miles de títeres y marionetas, nadie habló de respetar la vida de niñas violentadas sexualmente y que quedan embarazadas, nadie habló de las miles de mujeres que han sido víctimas de feminicidio, del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, nadie habló del derecho al aborto, tampoco nadie tomó el micrófono para hablar de los miles de guatemaltecos que migran y pierden la vida en el intento de buscar un futuro mejor porque el país de origen les niega hasta el derecho a respirar.
De aquellos oradores multireligiones ninguno mencionó a los miles de desaparecidos, torturados y asesinados por el ejército de Guatemala durante el tiempo del conflicto armado interno. Ninguno de esos fervorosos pulcros y santos tuvo a bien mencionar las violaciones a niñas, adolescentes y mujeres por personajes que hoy en día ocupan cargos en el Gobierno.
Ni de la trata de personas con fines de explotación sexual.
Respetar la vida es exigir que genocidas como Ríos Montt y Otto Pérez Molina paguen por los crímenes de lesa humanidad que cometieron. Es exigir cuentas claras al Gobierno.
Proteger la vida y la familia, es defender los derechos humanos y laborales de personas con distinta identidad sexual. Y no discriminar a quien vive fuera de las normas de una sociedad patriarcal, mojigata y de doble moral. Esa legión sui generis que mojigatos y acomodados religiosos disfrazados de santos, tildan y golpean e invisibilizan.
¿Defender la vida y la familia? Es exigir al Gobierno que se ocupe de su pueblo, de los miles de niños en estado de desnutrición crónica, de comunidades enteras que viven en pobreza extrema. Es exigirle el derecho a la educación, a las oportunidades de desarrollo. Es tener la conciencia y el valor de gritar a todo pulmón que este pueblo no está vencido, porque aun la sangre seca de los miles de muertos que la impunidad persiste en mantener en la desmemoria está esperando que se le haga justicia.
¿Defender la vida y la familia? Es decretar que el sistema de justicia en Guatemala es una patraña servil a los pies de los perversos y tener el arrojo de no guardar silencio y voltear la espalda para que los más golpeados sigan hundiéndose en la invisiblidad mientras las santas –aves de rapiña- almas ungidas en pulcritud sigan levitando en aires de doble moral y golpes de pecho.
Pero mientras sotanudos machistas se pasen la justicia por donde nos les da el sol, y sigan cantando El rey, mientras vírgenes de día y felices de noche pregonen ser los ejemplos de la mujer guatemalteca, mientras castos varones sigan pagando por favores sexuales violando niñas, adolescentes y mujeres victimas de la trata de personas, mientras los que pueden ejercer su derecho al libre albedrío lo hacen para solapar la violencia, la impunidad y nieguen el genocidio, las cosas no van a cambiar y seguiremos siendo la yunta de bueyes que los mismos de siempre llevan al arado, como a la Marcha por la Vida y la Paz los usureros de la fe y la doble moral.
Por decreto hay que avivarse.
Pero qué pueden saber de familia los hijos postizos de Roxana Baldetti.
Ilka Oliva Corado.
Mayo 14 de 2014.
Estados Unidos.

5 comentarios

  1. Excelente artículo Ilka. Me encantó como entretejes toda una crítica social a la historia y realidad de un país en el que ha prevalecido las injusticias, la discriminación, la violencia y tantas otras atrocidades…….

    • Kare: es que para mojigatos nos pintamos solos. Para las apariencias, las dobles morales y lanzar piedras somos de lo mejor pero, lo justo, lo palpable, nos incomoda porque nos cuestiona y nos enfrenta.
      Abrazos y gracias por comentar.

  2. Gracias por tan buen artículo, digo gracias porqué acá encontré eco a miles de pensamientos y sentimientos que tuve con esa famosa marcha. Aveces siento tanta impotencia en este país tan miope.!

  3. Si usted no sabe xq se hizo la marcha, entonces averigüe. Si no cree pues quédese callada y respete las religiones..

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