Venus de mi enajenación.

Yo te busco en la niebla cuando llueve, te respiro  en la noche cuando duerme y  te converso en  la que solo quiere pernoctar,   en  el rocío de la madrugada que se alista para amanecer vuelto escarcha en invierno, ahí te encuentro.
Te siento cuando el viento canta, cuando el día asoma, cuando el sol recita a deshoras los versos que no te pude escribir. Cuando se bebe en una botella de vino los tímidos  que prefirieron jamás concebir  la paranoia de  un poema –de los que te envío en barcos de papel-  y se quedaron deshilados atados a los botones de mi camisa de fuerza.
Ahí en mi ansiedad te escucho con tus olas de mar embravecido, en el caos  de mis tormentos eres ímpetu y  exaltación.
Yo te acaricio cuando las gotas suspiran la desolación de un cielo ennegrecido que llora su soledad,  porque las nubes lo abandonaron, se emanciparon de la pasividad.
Te abrazo cuando enfurecidas y vueltas rebeldía las centellas desnudan los lienzos de mi pintura abstracta y la dejan despojada para cuando escampe volverte a esbozar en leche recién ordeñada.
Y yo que te escribo y yo te pienso, y yo que te siento y yo que te expreso lo que calla, lo que anuda, lo que sumerge mi consciente en los laberintos desvariados de mis esquemas cuando perturbados se niegan  a  hablar.
Tocaré a tu puerta con una piedra poma para dejar la huella de que un día te busqué. Dejaré una nota escrita con tiza de pizarrón o  con ceniza de polletón así sabrás que quien buscó tu abrigo, que quien buscó tus ojos, tu mirada liberada, fue una trastornada de pueblo  y arrabal. Fue una emigrada a la que vos hiciste hablar.
¿Qué hora es?, te pregunto cuando he perdido la morada de la  gravedad, sientes entonces mi agitación, el desborde de mis emociones en revolución, oscilo entre tu puerta y tu tapial, las cornisas me llaman y se asoma tu ventana para dejarme entrar. Entro, te encuentro y te siento vuelta tranquilidad.
Me acurruco en tu regazo: tibio, sereno y fiel. Tu amparo de niña, de mujer, de diosa, de vaho vuelto aliento, sustento que me  hace estremecer.
He intentado descifrar las moléculas, el núcleo, el arco reflejo de la única neurona, del continuo movimiento, de la floreciente célula que sembraste en mí. De sitio baldío me convertiste en jardín.
Te he  inventado innumerables  motes,  esos seudónimos codificados que solo comprende mi subconsciente alienado y tu percepción, tu racional locura que juega a la improvisación, a la tenta, a los jacks, a los cincos y a la enajenación.
Ahí estás vos siempre, perenne como el inconsciente que imprime, guarda y libera… Libera, libertad, usted que es autonomía vaya suerte la mía de encontrarla en mi vergel. Luciérnaga, grillo, chicharra, verano, abrazo, sosiego, sermón, caricia, abrigo, equilibro, estrofa de canción, de trova de las que ama mi corazón.
Hielo, invierno, copo, diciembre, enero, calefacción.
Llegó la primavera y te vi cerezo en floración.
Espero el otoño sé que eres arce, ocre, viento, frío, árbol desnudo, hoja suelta, oda en redención.
Que sople el viento, que corra el río, que llueva, que la noche duerma, que las chirraras lloren, que los grillos canten, yo espero el gladiolo en flor y la libélula de la quebrada, del arroyo, del invierno, de agosto posando en mi balcón. Yo te espero a vos todas las noches en mi habitación, recitando los poemas que el viento liberó, exiliando los fantasmas atados al umbral de la puerta que nadie toca, que a nadie abre, porque en nadie confía, solo en  vos.
Tome usted estas palabras, Venus de historias mundanas, de vesanias profanas, de trastornos que solo vos comprendès, toma tú,  arrebato de domingo por la tarde  en verano agonizante de julio en extinción, tomá vos  este amor que solo es tuyo, incomprendido, insatisfecho, infatigable, insaciable que solo te busca  a vos.
A vos equilibro de puente colgante, de bejuco sin conexión, a  vos  invisible, intocable, impalpable musa de mi inspiración. Etérea, niebla, vaho, halo, lindeza en extinción.
A vos sublime prosa de trova en laja de quebrada, en la belleza del chipilín en flor. A vos dulzura de jocote corona, aroma de atol hirviendo en el polletón, a vos tarde fresca desmoronándose en las aguas del río Paz, en el azufre de Andá Mirá.
A vos guindo de arrabal, verdor de aldea en invierno, de caminos  recorriendo el aguajal de la pilona en mi pueblo, que las niñas van a acarrear.
A vos festejo de mercado en domingo, cuando de niña esta loca gritó albocando su venta, helados le ofrecí a usted, elegante musa, música de pentagrama, violín de sinfónica, piano de Blues, voz de soprano, de aquella ópera que me presento usted, la María Callas, la griega que me dijo la hacía estremecer.
A ti, letra, corazón. A ti, alma: libre, tímida, limpia, de cría jugando avioncito, de canillas cenizas, haciendo masa, moliendo café. A ti inocencia de güira de arrabal, de pies de patoja de aldea, de mujer que abriga a una loca de atar.
A vos: que mujer erudita de la vida, mano amiga, guía, sonrisa detenida en la fotografía que nunca te tomé.
A vos: a quien siempre espero con las manos empuñadas, a quien provoco para que me rechace, a quien atizo, a quien lanzo dardos con espinas de chichicaste, te ataco con mi hule y cáscaras de naranja, no te presto mis cincos y trato de quebrar tu trompo con mi mona cuando jugamos a los calazos, no te dejo jugar matado ni la chamusca, no te cuento cuando jugamos carteritas  y no te invito cuando nos vamos a barranquear, trato de decepcionarte y sin embargo ahí estàs, vuelta lluvia, niebla, vaho cuando necesito hablar.
A vos: apoyo absoluto y transparente que has hecho de esta demente un volcán en erupción.
A vos: humedad de verano, ocre de otoño, nieve de invierno, niebla de primavera. Sos fuego ardiendo en este frío corazón. A vos y solo a vos, mi fiel, trastornado y redimido amor.
A vos: Afrodita  de mil avenidas, de mil senderos, de muchas vías. A vos: mí Venus de ningún Milo, de ningún planeta, pero sí de mi enajenación.
Ilka.
Julio 28 de 2013.
Tabucolandia.

3 comentarios

  1. Hugo Herculano Pop Bac

    excelente poema.

  2. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Ilka linda: Te felicito por tu bello y poético texto. Besos hasta tu jardín, Chente.

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