El origen de mi locura. (II)

Continuando con las profundas investigaciones sobre el origen de mi locura, una de las tantas hipótesis es haber nacido  a culumbrón, como los hombres. Dice la abuela que de seguro se me airó la rabadilla en lugar del cerebro. Pobre patoja tiene el aire en el  fondillo nomás.  Dicen que a  la nieta marimacha de nía Juana seguro  que cuando nació alguno de los truenos de  aquella  tarde de tormenta le amelló la choya, el filazo le dejó una gotera y que por ahí se le escapó  el juicio que se fue juído con uno de los claveles rojos que floreaban. ¡Los incachables!
Yo te lo dije, le sentencia una  de mis tías a mi Nanoj. Te dije que no tomaras tanta cerveza cuando estabas preñada de ella, el puro bagazo de la cebada la azurumbó. Pobre mi sobrina y tan galana que nació con aquella mantequita blanca como las vacas de Mamita, será la quedada como mi tía Toña porque nadie va a querer hacer mancuerna con ella, los pijea a todos. Parece animalita sin rienda.  Desgracia amigo, cómo nos vino a pasar esto.  A lo que mi mamá responde. No fue la cerveza vos  como si no te recordaras que en la familia hay herencia de dementes, mirá tío Anacleto toda su vida loco y así loco se casó con la nía Victoria y mirá los hijos tan sanos que tuvieron. Es mi resignación, que los de esta cipota no  le hereden lo sobado.
Uno de los vecinos de  la cuadra en donde crecí dice que  la muchacha era normal  hasta que vio el eclipse de luna y sol, diga que solo se embruteció porque supe que a otras personas se les bizquearon los ojos, hasta animales nacieron deformes. Vacas que hablaban usté y unos perros que corrían como conejos,  a la perrita de la señora de la abarrotería le nacieron los chuchitos con caras de marranos. No si eso fue serio diga usted que suerte tuvo ella  que solo se atontara.
La María del Tomatal cuando le preguntaron dictó cátedra dijo  que fue una vez que me empaché comiendo tomates maduros,  guayabas pasadas   y nísperos verdes durante tres días seguidos,  que esa combinación me despertó la solitaria y las amebas que asustadas  huyeron de la tripa cuando me dieron purgante de aceite de oliva con sal, bicarbonato y limón y que arremetieron por toda la médula  espinal columpiándose por el cerebelo, pateando el bulbo raquídeo y abriéndose espacio entre el encéfalo,  que del árbol de la vida no quisieron saber nada, la urgencia que llevaban era por esconderse y no salir despepitas en diarrea a la que después le echaran cal. Así fue que sin percatarse pasaron arañando el área del centro sensorial del lenguaje, los lóbulos les sirvieron de trampolines para realizar un salto mortal con giro de ciento setenta grados a la inversa y caer en posición supina sobre el área motora del lenguaje hablado, que por esa razón tartamudeo. Lo de la locura dice que fueron los vientos de noviembre que me elevaron una vez hasta la rama más alta del palo de aguacate y  que me dejaron caer sobre su techo de teja que pasé de largo y fui a dar con la cabeza sobre el tecomate que tenía en sus entrañas agua del nacimiento de las montañas verdes botella, que no fue el golpe, que fue el agua que  me tomé con sed de güira asalta barrancos en día de verano, ajá que fue el agua pura la que me embobó.
Cuando le han preguntado a la maestra de mis básicos dice que son alharacas, que todo estaba bien conmigo hasta que por andar de potranca me caí de la quinta grada de la escalera de cemento del colegio y perdí el conocimiento, que desde ese día nunca lo logré recuperar, que divago cual mishito en finales de verano entre ráfagas de viento austero y brisa de lluvia cuando es chipi chipi.
Que por andarles tocando las chiches a las cochas recién paridas dijo  uno de las vecinas. Que fue una madrugada cuando escuché el llanto de la Llorona dijo mi papá  y que por miedosa se oriné en la cama que desde aquella meada nunca recuperé la cordura. Mi Nanoj dijo que fue por hablar solo con los animales y no convivir con humanos.  Que, en qué cabeza cabe ponerles nombres a cada uno y darles los buenos días y las buenas noches y aparte llorar cuando a una de las gallinas les daba soco, ó sentir el dolor de parto de las cabritas.
Fue cuando emigró dijo una de mis amigas de infancia, ella era totalmente distinta, fue la emigración la que la ensimismó. Ella antes era todo risa, todo canto, fue la frontera. No, fue  su ex  novio albañil el que le robó el resuello dijo una de las amigas de mi hermana mayor.  Tenía una docilidad para agarrar la cuchara,  que la Ilka siempre peleaba con él para que con la misma forma la tomara de la mano, pero  lo que ella no sabía es que la cuchara tenía mango de palo y no sentía lo agrietado de sus manos callosas, él tenía miedo de tocarla y astillarle el encanto.
Y así van las suposiciones, las averiguaciones, las hipótesis y las conclusiones.
Sin embargo como en todo hospital psiquiátrico nunca se le pregunta a la encarcelada su razón de mantener bajo siete llaves el único lugar donde puede ser libre. Por no encajar en un mundo en el que no se siente cómoda se le roba el derecho de expresión y es catalogada como un ser que puede ser causante de daño a terceras personas, a una comuna y a una sociedad  que no comprende la importancia del derecho a la diversidad.
Entonces  se entrevista a familiares, amigos, ex amores,  conocidas, y cada cual agrega su versión, su opinión y deciden finalmente sobre un cuerpo que no es el suyo, sobre una mente que no es la suya, sobre una rebeldía que no  es la propia, sobre una expresión que no les pertenece, se arman de varas para bajar mangos y hondas con piedras con las que matan las codornices y se lanzan en tropelía con el objetivo fijo de desbaratar la nube donde habitan los sentidos de la recién encarcelada, para que caiga de aquella altura y ponga los pies en tierra firme para que ande como ellos, para que piense como ellas, para que actúe como ellas. Para que obedezca como ellos. Para que deje de respirar y agonice en la línea vertical de la cordura.
Para ellas y ellos, los y las locas de los psiquiátricos que en defensa total de su locura han preferido ver desde el otro lado de la realidad, la irrealidad en la que viven quienes caminan por la vida con el yugo del juicio.
Ilka.
Sep. 13 de 2013.
En  mi manicomio.

6 comentarios

  1. Negra consentida, haceme una caridad: Nunca te volvas cuerda!
    Asi estas, pero ni que mandada a hacer con Quirio Catano, el de el Sr. de Esquipulas.

  2. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Ilka linda: Haces una brillante descripción de los vericuetos del cerebro, que este documento merece ser guardado en los anales (no interpretar mal) de la fisiología de la sesera humana. Osculos, Chentof

  3. ♫La magia del realismo emergido en lenguaje exquisito de hoy, te convierten en inquilina de mi corazón apasionado, porque amante de tu locura soy…

Responder a Ilka Oliva CoradoCancelar respuesta

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