Brahim.

Ríen sin parar, brindan con vasos llenos de licor. La rocola toca las canciones norteñas de moda. Es viernes por la noche las luces de neón anuncian que la vida nocturna ha despertado en Tijuana. En el bar Tropelía la noche aun está tierna las horas brindan al cliente la exclusividad  de la carne joven  puesta en el aparador.
La pista de baile está llena de ebrios que han ido a dejar el pago de su semana, de coyotes que pagan en dólares las cajas de cerveza y las botellas de tequila, danzan con las jovencitas que siempre lo visitan en busca de dinero a cambio de una noche a merced de quien quiera pagar sus servicios.
Hay quienes lloran  doblados en una silla el desgaste de un amor enfermizo, la traición de un mal querer. Los emigrantes de paso que sin nada en los bolsillos son invitados a entrar a la atmósfera del olvido estando tan solo a pocos metros de la barda fronteriza que no pueden saltar.
Ahí en el bar Tropelía como en tantos otros de la zona fronteriza en Tijuana también llegan a divertirse quienes están al mando de hacer valer el terror en la ciudad, policías y grupos delictivos que se asocian y en las mesas del bar firman pactos de contrabando de vidas humanas, de armas de fuego y de drogas.
En el sótano la vida es distinta la luz es opaca, en lugar de mesas hay sofás y cuartitos armados con paredes de  Duralita ésas son las secciones exclusivas para quienes pagan por sexo oral y por sodomizar a jovencitos esclavos que han sido secuestrados cuando han transitado la ciudad en busca del billete verde que se encuentra al otro lado de la frontera.
Brahim es uno de ellos tiene dieciséis años y es de origen marroquí, desde el otro lado del mundo viajó de forma indocumentada junto a treinta personas más que  buscaban al igual que él llegar a tierra gringa,  un tío que vive en Nueva York financió su viaje que duró ocho meses de travesía por distintos países de Latinoamérica  justo cuando llegaron a Tijuana y contrataban un coyote para atravesar la última frontera fueron asaltados,  asesinaron a los mayores y secuestraron a los menores de edad. Los cuerpos de quince hombres fueron encontrados en una cuneta tenían señas de haber sido brutalmente golpeados y con el tiro de gracia en la sien. Nadie los reclamó, ninguno tenía  identificación fueron enterrados como equis equis en uno de los tantos cementerios de la localidad.
Brahim conoció la ferocidad humana, fue golpeado hasta quedar inconsciente, separado del  grupo al resto los repartieron en varios bares,  dos veces por día lo inyectan  de heroína lo han vuelto  adicto. Lleva un año viviendo en la misma habitación junto a otros veinte adolescentes, todos adictos.  Sale a la pista del sótano cuando hay alguien que esté dispuesto a pagar cincuenta dólares por verlo bailar desnudo en exclusividad, entonces Brahim se desnuda lentamente al compás de los ritmos árabes que excitan a su alquilador el cual generalmente termina pagando cien dólares por sodomizarlo.  Entonces llega el cobrador que recibe el dinero y entrega al violador un preservativo, una puñado de toallas de papel y un recipiente con aceite corporal Brahim responde a la necesidad de la droga es inyectado como premio después de haber sido sodomizado y vuelve a la pútrida habitación donde yacen las otras almas esperando su turno para la inyección.
Siguen siendo los desaparecidos, los que el viento de la emigración se llevó, los adolescentes transgredidos que la frontera se tragó.
Hay noches en que baila más de veinte veces, las mismas en realizar sexo oral  y en ser sodomizado recuerda vagamente su nombre solo responde al estímulo de la droga y cumple todos los caprichos de su violador a costa de terminar la noche con la heroína recorriéndole la sangre y los sesos, ahí a escasos metros de la barda fronteriza que un día  en su natal Marruecos soñó saltar.
Ilka.
Mayo 23 de 2013.
Aquí al otro lado de  la barda..

4 comentarios

  1. edgar stuardo batres vides

    para el analisis, especialmente lo relacionado a lo votos razonados.
    fraternalmente.
    Date: Thu, 23 May 2013 14:18:19 +0000 To: batres13@hotmail.com

  2. Vicente Antonio Vásquez Bonilla

    Estimada Ilka: Una dolorosa historia que no está lejos de la triste realidad. Besos, Chente.

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