¿No más deportaciones en USA?


Cuando Barack Obama ganó las elecciones y fue nombrado presidente electo de Estados Unidos, en  noviembre de 2008, recuerdo que el Grand Park, en el corazón de Chicago, se vio asaltado por multitudes que lloraban de felicidad, esperando ver salir al nuevo presidente su esposa y sus hijas. Muchas personas afroamericanas, amenizaban la noche, en las calles, en las paradas de autobuses y trenes,  docenas  bailaban con música  de congos y otros instrumentos provenientes de África. La herencia Africana engalanaba el ambiente.

Los suvenires  de pronto dejaron de ser a colores y se convirtieron en negro, por lo menos durante ese fin de año, que la ciudad estaba de fiesta, por el nuevo presidente.

Esa noche, el cuatro de noviembre de dos mil ocho. Mi hermana y yo vimos salir a la recién electa familia presidencial, caminar sobre una tarima armada al pedalazo,  y a la multitud llorar  a mares, la mayoría de aquella gente, tenia pelo afro, su piel color tierra y la herencia de la sangre africana hirviendo de orgullo.

No podíamos creer  lo que veíamos por televisión. Esa noche, brindamos con dos tazas de café, y nos pusimos de pie durante un minuto, ambas nos abrazamos y lloramos, en nuestro apartamento rentado, no llorábamos por él, ni por su victoria, lloramos en aquel momento, por la sangre derramada en tierra de Yankees, por la sangre de mártires afro descendientes en manos de racistas y xenófobas. En manos de blancos. Lloramos por todas aquellas personas que la vida y el sacrificio no les alcanzó para ver llegar ese momento que nosotras estábamos viviendo.

Eran sentimientos encontrados. Más nunca creímos en la lealtad de quien meses después recibiera el Nobel de la Paz, sin ninguna pena ni gloria, simplemente por ser el primer afroamericano en ser nombrado presidente de la máxima nación racista del mundo. Motivo que considero insuficiente para merecer tal mérito.

Se convirtió  en el presidente electo por la juventud, también fue impactante la participación de la comunidad latinoamericana con derecho a voto. Él rompió con los paradigmas. Con todo  y todo, el pueblo de Estados Unidos demostró con ese gesto, ser menos racista que machista. Porque prefirió escoger a un hombre negro que a una mujer blanca. El color de ella no importaba, la aberración fue hacia su género.  Pero bueno esa es harina de otro costal.

Con forme los meses, se desataría una casería en contra de las personas indocumentadas, la más grande en la historia del país. Y son esas cosas a las que no lográs darle enfoque, nombre, forma. Quien las autoriza es un afro desenciente, alguien que sabe – porque lo estudió y no porque lo vivió- de la persecución de su pueblo en manos de blancos, por su color de piel, de xenófobas también.

Y es lo mismo que está realizando su gobierno con los millones  de emigrantes que trabajan dentro de la frontera gringa. Una casería de perros.

Estado tras Estado, promoviendo y promulgando leyes anti emigrantes, la xenofobia  a flor de piel, ensañándose contra personas que lo único que quieren es  un mejor porvenir.

Para el cuatro de julio, día de la independencia de esta nación, recuerdo que iba rumbo al campo de fútbol en donde laboro los fines de semana. Eran las siete de la mañana, la calle lucía desierta,  medio mundo seguramente aún celebrando el fin de semana largo. Cuando de pronto vi adelante, a una distancia de medio kilómetro, sobre la carretera, luces de patrullas policiales, conforme me acercaba, podía distinguir mejor el panorama. Era un puesto de registro de la policía junto con los agentes de emigración.

Un espacio de una manzana de tierra, acaparado por patrullas, “perreras” ese tipo de transporte en donde meten “enchachadas” a las personas que detienen en redadas masivas.  Detenían a quien pasaba por esa esquina, dos calles principales y transitadas  la mayor parte del tiempo por gente latinoamericana que labora en el sector. Como es bien sabido, la gente indocumentada, carece de este tipo de feriados, lo mismo da navidad que el día del lápiz, todos los feriados se trabajan.

Me detuve una cuadra antes de llegar a esa intersección,  allí debía de cruzar hacia el campo de fútbol, no pude evitar pasmarme unos segundos, y congelar en mi memoria la imagen de criaturas llorando, arrastrándose agarradas de las piernas de sus padres y madres, mientras estos/tas eran “enchachadas/dos” y subidos a las perreras y autobuses de migración. No sé cómo pude recuperar la cordura y sacar los juegos de “fut” de ese día. 

Es el pan nuestro diario, ese tipo de imágenes. En donde menos te imaginás te sale un agente de migración, disfrazado, en carros, en bicicleta, a pie, con la forma en que menos pensés, pero allí está.

La semana pasada me tocó entrar a trabajar más temprano de lo habitual, apenas comenzaba a clarear el día cuando yo ya iba en camino por la carretera,  a escasas cuadras de mi casa, mientras esperaba que el semáforo diera verde, me distraje viendo caminar sobre la acera a docenas de patojas y patojos afroamericanos/nas, iban rumbo a la lavandería industrial del sector.

Allí laboraban más de tres mil personas, en su mayoría latinoamericanas sin documentos legales, hasta que hace tres meses, llegó la migra, con helicóptero, “perreras” y autobuses y deportaron a esa cantidad de personas. Del asunto no se escuchó nada en los medios de comunicación, mediatizada por la poderosa mano del capitalismo. Hoy, laboran por ese salario mínimo y con las prestaciones que te da, nacer en este país,  docenas de ishtos e ishtas que no lograron terminar los  básicos.

No es novedad,  que las redadas silenciosas separaron familias completas,  deportaron gente inocente que su único delito ha sido estar sin documentos legales dentro de la nación. Se disfrazó la xenofobia gringa, con el programa de Comunidades Seguras,  que buscaba deportar gente con archivos criminales, pero que terminó mandando a sus países de origen a miles  que lo único que hacían era laborar honestamente.

Las marchas en pro de la reforma migratoria, han tomado mayo y los distintos meses del año, marchas en nombre del “Dream Act”. En los últimos meses, la marcha por el contrario no es para exigir la reforma, sino para que se detengan las redadas silenciosas y golpes bajos que el gobierno más poderoso del mundo, propina a sus migrantes sin documentos.

Hoy, tal vez, quiero pensar, no quiero perder la ilusión, en que la noticia recién expuesta, no sea una zancadilla, sino una salida, un rayo de luz para los millones de personas que viven en esta nación, sin documentos legales.

En que el gobierno ha anunciado aplazar la deportación de personas sin documentos legales. Que detendrá las deportaciones masivas. Que una infracción de tránsito no será motivo para deportación siempre y cuando la persona no cuente con un archivo con asuntos criminales.
Es decir, a primera vista: ¡te dejarán en paz!

Esto como iniciativa suena bien. No deja de provocarme felicidad. Que probablemente alguien  que no esté en una situación en la que se vea “sobreviviendo” en un país extraño, sin los documentos necesarios y “legales” muy probablemente no comprenda.

Una noticia linda, bella, que da un halito de esperanza a quienes en las sombras viven. A quienes con el temor respiran. A quienes no duermen y si lo hacen se despiertan en horas de la madrugada por las pesadillas  de una posible deportación y la separación de sus familias. Más cuando los conyugues, son de diferente país de origen, y tienen hijos en común.
Podrán dormir hoy sin que les agobie el sucio y mezquino: fantasma de la deportación.

Una noticia, que viene a engalanar August y la despedida lenta del verano estadounidense. Una noticia, que muy probablemente, hoy permita, después de tantos años, que muchas personas duerman tranquilas. Por lo menos por hoy, por esta noche, porque aun falta, leer los “incisos” y “cláusulas”  que como vos sabés,  “en las letras pequeñas al final del documento siempre viene la ensartada”.

Ilka Ibonette Oliva Corado.
Agosto 18 de 2011.
Estados Unidos.

Un comentario

  1. Muchas expectativas e ilusiones rodearon la ascendencia al poder, del país mas poderoso del mundo, del primer Afroamericano, aunque después de algunos días, y, ya enfrentado con la realidad del poder, “The One”, como los medios de prensa, en algunos casos con cierta ironía, dieron por llamarle, empezó a titubear y retroceder en muchas de sus promesas electorales. Lo cierto del caso es que el hombre de la audacia de la esperanza y del cambio en el que podemos creer, ha resultado ser toda una decepción igual o peor que el vaquero arrogante que le antecedió. Una de las comunidades que más esperanzas puso en la elección de Obama, fue la comunidad de origen Hispano: documentados é indocumentados veían en él o ingenuamente creyeron, aunque este fue lo suficientemente evasivo en su propuesta, que la tan anhelada reforma migratoria sería, se haría, una realidad. Nada de esto ha sucedido, pues el hombre a las primeras de cambio y ante las presiones y ataques de la extrema derecha del Partido Republicano y de grupos racistas y xenófobos, como los Minuteman y el Tea Party, ha terminado cediendo y adoptando las propuestas más reaccionarias defendidas por estos grupos. Programas como: Comunidades Seguras, E-Verify , redadas y deportaciones masivas, además de otras medidas humillantes en contra de la comunidad de emigrantes latino, llevan el sello distintivo de la política de Obama hacia esa comunidad. Hoy como medida paliativa y de carácter puramente política, pues se aproximan las elecciones y hay necesidad de congraciarse con la comunidad de emigrantes latinos, se anuncia con bombos y platillos que, se suspende la deportación de 300,000 indocumentados cuyos casos están en proceso de remoción inmediata. Se dice que, podrán permanecer en el país y resolver favorablemente sus casos, una vez, estos no hayan cometidos ofensas graves que ameriten su deportación. Del resto, los millones de indocumentados, que no tienen casos pendientes con inmigración no se dice nada y, lo más probable es que; ante la carenncia de peso político y un liderazgo efectivo dentro de la comunidad latina en general, a estos infelices la “migra” los seguirá cazando como a pollos.

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