No hay nadie afuera.
Este es uno de esos poemas quiméricos, como la nieve cuando se piensa en junio. Y a todo esto, ¿qué siente y piensa y expresa el corazón? El cansado, defraudado, aislado, el que siempre luchó. Este poema es para esos corazones de allá afuera que llevando palo día y noche nunca renuncian, porque la lucha es «para toda la vida». Muy a mi estilo, como siempre. No hay nadie afuera. Suena el timbre y asoma la mirada que se aísla No hay nadie afuera Tocan la puerta y se agita el corazón Observa entre los rendijas de la ventana No…