Ordeñando el folklore.

Recuerdo que cuando nomás llegué a Estados Unidos lo primero que me dijo un muy nutrido grupo de guatemaltecos fue lo siguiente: ¡Bienvenida a Estados Unidos, olvidáte de Guatemala ya estás aquí, estás a salvo!
Me lo han dicho con aquella emoción como cuando alguien llega de visita a tu casa y vos le decís: bienvenida pasá adelante, sentíte como en tu casa. La mayoría finge estar a gusto en este país pero quienes vivimos aquí sabemos que la realidad es distinta y no la propia sino la de miles, la de millones. Seguirle el juego a la apariencia y al qué dirán es una bajeza, una deslealtad a la necesidad de quienes viven en las sombras.
Durante la década que llevo de estar aquí he visto tantas expresiones similares en varios lugares: en reuniones privadas y en las masivas, lo general es que la gente al llegar a la tierra de los sueños fantasmagóricos se olvidan del terruño. Hay de todo como en todos lados. Hay también quienes nunca lo olvidan y lo habitan y lo abrazan y lo sueñan y son parte del cambio.
Organizaciones guatemaltecas a lo largo y ancho del país estadounidense hay hasta para llevar y todavía sobran, su finalidad de pulcras almas pro desarrollo “sin fines de lucro” es llevar a Guatemala un granito de arena que ayude a “las niñas y niños pobres”, el lema siempre es el mismo: las y los niños en miseria. Buscan las fotografías de niños con hambruna, de niñas con amebas, de crías descalzas que viven en cerros donde no hay luz. De madres preñadas sin un solo diente en la boca. De campesinos con camisas gastadas y sudadas regresando del jornal con su chuzo a mecapal junto al tercio de leña. Son personas reales y son expuestas por el descaro y la avaricia de gente que no tiene sangre ni en la cara ni en las venas.
Como que al hablar de las crías tocan lo más sublime del corazón en la comunidad migrante. Estudian a fondo la logística y las palabras que utilizarán en panfletos, avisos, invitaciones y mantas con las que anuncian sus actividades anuales. Porque sepa usted que es un negocio redondo eso de ordeñar el folklore. De ahí se pagan sus viajes al extranjero, construyen sus casas, se compran sus automóviles de último modelo que cambian cada año. De ahí le pagan las mensualidades de universidad a sus hijos, los envían a estudiar a Europa o Asia. De la ordeñadera del folklore y de la nostalgia del migrante indocumentado ellos compran sus tacuches finos y ellas sus lociones caras y bolsas y joyas. Esto en todos los Estados de la nación.
Son la crema de la crema en la comunidad migrante, los medios de comunicación los buscan continuamente para entrevistarlos, ya tienen a sus representantes que son labiosos a morir, rostros ya conocidos como también las mañas.
No hay Estado que carezca de estas mafias que de la astilla hacen aserrín. Muchos se inventan revistas “culturales” con las que el copia y pega es de ley porque son incapaces de crear algo original y propio, en éstas se encuentran fotografías añejas bien coloreadas donde se miran los volcanes, los ríos que fueron cristalinos y hoy en día de aguas negras pero en la foto de la revista se ve como nacimiento de suelo sin descubrir.
En temas de actualidad la foto de la sexta avenida y el Centro Histórico. Las procesiones y los desfiles del mes cívico, para fin de año los pinabetes, pascuas, tamales y ponche y así vuelve enero y el mismo acordeón. Jamás demuestran con facturas u otro documento, el dinero recaudado, lo invertido y lo que aportan a la entrañable niñez guatemalteca de la que hacen el ordeño de diario.
Tienen contactos en los medios de comunicación oficiales habidos y por haber, porque no vaya a creer usted que los alternativos se prestan para estos bailes , entonces van las fotos con un texto que salen publicadas en la sección: migrantes en el extranjero. Quien las lee y no tiene noción de la realidad se va con la finta y piensa que el saco fino que tiene puesto el señor de la foto se compra con el trabajo honesto de diario, pensarán que las mesas enmanteladas y con botellas de licores finos en el centro, los platos llenos de comida a reventar, los grandes salones, son fruto del trabajo honesto de un jornal, no vaya a creer por favor que así de fiesta en fiesta nos pasamos la mayoría de migrantes, esas “reuniones sociales” las realizan con dinero que no es de ellos, los recursos los toman de la nostalgia de las personas que añoran tanto a su país y que no regresan porque no hay un modo de vida digna que les permita progresar. El costo de una entrada para asistir a una de esas actividades sociales “pro niños en miseria” es exorbitante pero la gente colabora pensando que en realidad el dinero que dan es para un fin leal.
También quiero decir que es injusto con la comunidad migrante indocumentada que, medios de comunicación oficiales tengan la desfachatez te crear secciones dedicadas a migrantes que han triunfado en el extranjero, la mayoría comerciantes que han hecho sus fortunas sangrando a quien no tiene documentos, porque bien sabido es que lo que han logrado es porque no les ha importado pasar sobre la espalda de cualquier indocumentado, quienes tienen empresas de paquetería, restaurantes, tiendas, panaderías, se sabe que la clientela es indocumentada y que paga cualquier precio por saborear algo de su país de origen.
Es raro cuando alguien sobresale en un negocio o empresa sin que esté de por medio la comunidad indocumentada de su país. Dos o tres no representan a la mayoría que vive en las sombras. No se puede jugar así con la gente y con la información. ¿Por qué no entrevistan a gente real? A gente que no duerme por el miedo a ser deportada, a la gente que es explotada laboralmente todos los días en todos lugares, ésa debe ser la misión de un medio informativo, no andar maquillando realidades y con esto distorsionando.
Las organizaciones guatemaltecas no son las personas indocumentadas, éstas no nos representan, la mayoría de estas personalidades de ultratumba tienen afilados los colmillos y bien entrenada la labia que con facilidad entran en la médula de quien en tierra extraña al ver una danza folklórica llora consternado, emocionado, sintiendo la esencia que han dicho milenariamente que es el corazón del país. Es por esta razón que, las danzas, las marimbas y los grupos culturales son la leche fresca de donde se saca la crema, queso, requesón y venden el suero, no desperdician nada porque saben que todo puede ser explotado y lo explotan magistralmente.
La mayoría de estos respetados líderes comunitarios llegan a la feria del comercio a Guatemala, con el ego a tuto y osan de mantener buen capital para invertir en el país, la gente pensará que bien sufridos lo lograron juntar trabajando día y noche y que tan lindos que quieren invertir en el país, tan humanos, con identidad y amor al terruño, es falso, son falsos. El dinero que llevan es producto de todas esas actividades anuales en donde han sangrado a la gente indocumentada que ni trabajando día y noche les alcanza para pagar la renta de un apartamento con calefacción.
Cualquier fecha de feriado nacional y del país de origen la aprovechan para sus eventos sociales. Cada fin de semana hay actividades “culturales” en donde mestizas de pelo teñido se meten dentro de un güipil y un corte, se ponen caites, se aprenden una danza automatizada y salen al escenario a cautivar los corazones migrantes que añoran la tierra. Gente que ningún respeto tiene por la etnias, gente racista, clasista que ya no quiere hablar español pero que bien a manos llenas se aventajan de las etnias.
Marimbas hasta para envolver que tocan mujeres, hombres, adolescentes y niños, mismos que hablan pestes de Guatemala pero frente al escenario sonríen para las fotografías y videos y fingen un cierto decoro y sensibilidad que atrás del escenario se les borra de un plumazo.
Al final de la actividad cuentan las cantidades que se reparten según la jerarquía por antigüedad por esa razón usted ve a los mismos de siempre sosteniendo la batuta de Cívicas, organizaciones, coaliciones, agrupaciones, centros culturales. No vaya a creer que es por amor al país y a la identidad, no, es por amor al dinero. Al derecho de su nariz.
Quienes forman parte de estar organizaciones u agrupaciones en su mayoría son negociantes añejos en el arte del engaño. Que pareciera que tuvieran un don de gentes pero en realidad están muy bien entrenados en el ajuste de embustes.
Aquí afuera hay otra Guatemala distinta a la que está al otro lado de la frontera, una Guatemala aumentada al cuadrado. Si allá son de marcas aquí es peor. Si allá no hay identidad aquí todo es imitación. Si allá no hay memoria histórica aquí no hay memoria ni del cruce de frontera. Si allá se desconocen las etnias debido al racismo, aquí se desconoce el país completo.
Y allá es tan difícil lograr la solidaridad aquí es un despliegue total. Las mismas organizaciones se pelean entre ellas, se muerden, se lanzan improperios, hasta los zapatos y se boicotean las actividades “culturales pro niñez en miseria” porque el dinero es el que manda, porque dependiendo la posición así es el flash de la foto y el tamaño de la impresión, de ahí depende que se ponga en marco y se exponga o se guarde en un sobre donde nadie la pueda ver. Si en Guatemala el tejido social está roto, aquí ni siquiera existe. Porque si en Guatemala el barco se está hundiendo, aquí de qué ratos se hundió, pocos sobrevivientes del naufragio quedan, pero qué lujo, son la mera honestidad, lealtad, dignidad. Ellos y ellas no necesitan fotos ni alfombras, trabajan como hormigas y hacen, crean, siembran progreso. Bajita la mano y calladita la boca.
Porque si en Guatemala hay corrupción aquí la corrupción es la dueña de todo cuanto se refiere a los derechos humanos y nostalgias de los migrantes. Esos copetudos son los que viajan al país en representación de la comunidad migrante y son los que hablan por nosotros, sin nuestra autorización. Son quienes asisten a casas de citas exclusivas para gente del gobierno y del sector empresarial y vulneran las vulvas tiernas de las niñas secuestradas y todavía se atreven a decir que las que están en los burdeles de Estados Unidos son las mejores porque son las de exportación.
Esos mismos son los que cuando un representante del Gobierno o del sector empresarial llega a Estados Unidos, les brindan las mejores galas, con todo tipo de droga, comida bebida y por supuesto la infaltables niñas para vulnerar. Son ellos mismos quienes mantienen jampones a trabajadores del Ministerio de Exteriores de los cuales muy pocos trabajan honestamente, la mayoría son la expresión real del racismo que impera en Guatemala y se lo restriegan en la cara a las personas indocumentadas que llegan a tramitar cualquier documento. La mayoría pasa rascándose la barriga y de fiesta en fiesta.
Ésa es la calidad humana de quienes nos representan. No todos, pero la mayoría.
El motivo por el que escribo este artículo es porque no me guardaré mi derecho a expresar mi opinión con la que usted tiene todo el derecho a no estar de acuerdo y también a expresarlo si así lo desea. No toda la gente que está en grupos culturales, organizaciones o Cívicas es deshonesta eso se sabe de sobra pero bueno, lo aclaro de todas formas porque después del aire me salen los cuentazos. Yo, Ilka Oliva Corado no pertenezco a ninguna organización, grupo cultural, coalición o Cívica, con esto aclaro que si alguna entidad está enlistando mi nombre en sus filas es sin mi consentimiento o autorización.
Es mi responsabilidad contar la otra realidad que hay en las sombras, la que no tiene proyección internacional, en medios televisivos, radiales y escritos. Porque esta realidad también respira, sueña, está dolida, olvidada, sigue siendo invisible. Jugar con ellos y ellas es una bajeza. Lo escribo porque es necesario que la gente abra los ojos, estar fuera no es fácil y si allá las fauces ataquen, aquí si no despabilamos nos comen vivos.
Si casualmente este artículo llega a manos de representantes de organizaciones, grupos culturales, coaliciones o Cívicas y el contenido del mismo los indigna, no descarguen su furia contra mí, vayan agarren un espejo véanse y pregúntense, ¿es honesto lo que yo hago?, ¿realmente honra a las personas que anunciamos como beneficiarias? ¿Estoy aportando a la justicia? ¿A la identidad? Cuando obtengan las respuestas que sus conciencias le dirá, de ser positivas siéntanse en paz y si por el contrario el reflejo les reprocha su lisonja, aprovechamiento, racismo, clasismo y doble moral, si es que aun les queda sangre en la cara y en las venas, enmienden y hagan que valga su existencia en este mundo. No se columpien en la desgracia de miles que fueron expulsados a buscar desarrollo fuera de las fronteras del país de origen.
Este escrito no aplica solo para las organizaciones guatemaltecas, cada país tiene sus magnates de representantes que en costaladas acumulan el dinero que roban a quien sin documentos respira a través del embuste de la treta. Calendario oficial el 14 de febrero inician las actividades “culturales pro niñez en miseria” que terminan el 31 de diciembre con el chinique de fin de año.
Si este escrito indigna la honra de sus loables organizaciones y con cólera se lanza contra mi bitácora, le invito a que también lo haga con esa misma cólera cuando yo denuncio la forma en que no se respetan los derechos humanos ni laborales de personas sin documentos, en el país de traslado y en el de residencia. De las niñas, adolescentes y mujeres violentadas sexualmente allá y aquí. Qué esa realidad también le indigne y le haga hervir la sangre para que grite y pida justicia. Y si para usted esas denuncias son las de una deschavetada entonces que ésta también lo sea y ni se mosquée.
Ilka Oliva Corado.
Febrero 13 de 2014.
Estados Unidos.

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