Olímpicos, chamusca y clase de Educación Física.


Hoy viernes: ocho días después de haberse inaugurado los famosos, poderosos y mágicos juegos olímpicos pienso en la cantidad de sudor que se ha derramado en la duela, en las pistas, y por qué no en los graderíos en donde más que un público están sentados casi hincados los (en algunos de los casos, porque los nuestros muchá no tienen apoyo de las autoridades correspondientes ni para eso que es fundamental pero los cabezones que nada que ver con deportes allí van entacuchados con cargos inventados luciendo la cirimba y chilereando los dientes de oro) progenitores de las estrellas estelares de tan magno espectáculo: los atletas.
También pienso en la cantidad de sueños fallidos, lágrimas derramadas y boletos de avión con destino de retache a sus chantes en donde los esperan ellos y ellas: los que siempre confiaron, en su capacidad, habilidad y perseverancia, porque son ellos; los familiares y amigos los que nunca se movieron de su lugar, los que siempre permanecieron en posición de; a sus marcas, listos, fuera: para salir a su encuentro y demostrarles que hoy y siempre ellos serán los únicos ganadores en sus corazones.

Es topado el atleta que llega a una competición de élite como lo son los juegos olímpicos ya es una victoria adquirida, lo comvierte en un campeón, llegar a los olimpiadas es como subir al podio con todos los honores. Es en las simples palabras que el Mercader cruza con Santiago: llegar a la Meca.
La inauguración no me la pude echar en vivo. Porque ese día fue mi cumple y con las Famosa en la shola ya van que iba a poner coco a la televisión. Fue al día siguiente cuando me discutí la apertura que la verdad muchá eses chinos se pelaron. Fue entonces cuando recordé las de Atenas y me remonté (conste que dije que remonté, no; me monté) a las épocas pasadas cuando no era posible que una mujer observara y mucho menos participara en las justas olímpicas porque se las quebraban, las hacían pasar al otro mundo, se la echaban (bueno de eso último si no hay registros…). Y fue allí en Atenas 2004 que en su traje blanco fue ella un titipuchal de años después: el rostro de los los olímpicos. ¡Hermoso verdad!
El tiburón de Baltimore está de moda por éstos lares, el famoso Michael Phelps. A la gran púchica dije yo, cuando el patojo de 24 años de edad de un cuentazo dejó ir a los medios de comunicación que iría por 8 medallas de oro. Demasiada presunción y arrogancia de su parte, pensé al principio: ese tipo no está tomando en cuenta a los otros participantes en la justa olímpica. Pero después detalladamente pensando y desglosando la historia deportiva y personal del güiro, es de admirar la confianza que tiene en sí mismo y en Dios. Sabe que tiene la capacidad, pero no se trata solamente de eso, porque allá va el pobre hecho pistola a las cinco en punto de la mañana a entrenar de lunes a domingo. Mientras que a esa hora la mayoría de la humanidad va por su quinto sueño… allí está el detalle.
Ayer me fui a echar mi chapuzón a la piscina y estaba topada (parecía el Irtra en Semana Santa) pensé: el Tiburón ni color que a recargado la baterías de la gente, la mara piensa que con ir a nadar un su mes como locos tendrán el cuerpazo y la resistencia de Phelps pero tristín porque eso lleva su tiempo, lleva sus añitos…y sobre todo disciplina.

Anoche viendo en NBC la transmisión de gimnasia, apareció la figura juvenil de Nadia Comaneci, como sombra sobre la barra de equilibrio, el potro, el piso, y en las asimétricas (imposible que su nombre no salga a relucir en todos y cada unos de los eventos de gimnasia) es la rumana que obtuvo la puntuación perfecta de 10 puntos. Gloria de los olímpicos. Ganadora de 5 medallas de oro.
Ahora sí entro en detalle. (Bueno no en detalle de los detalles en los tiempos de mis papás aclaro).
En la inauguración vi a mis pelones guatemaltecos, desfilando orgullosos y no pude evitar llorar, chillar, ronronear y hasta aullar de la emoción, del orgullo y del dolor también de ver (casi siempre) representando a nuestro país a una minoría entre las minorías. Fueron sentimientos encontrados, amontonados y amotinados.
Sin querer me eché mi mirada retrospectiva y digo en carrera a ubicar mis pensamientos años atrás (bueno, seré honesta tanatal de años atrás) en los salones de la ENCEF Escuela Normal Central de Educación Física. Allá llegaba como a eso de las las diez treinta de la mañana (después del recreo) el Profe., Zamora con sus lentes de asiento de botella y su folder bajo el brazo pronunciaba (siempre con el escupitajo que si estabas en frente te empapada hasta la parte posterior de la cabeza):» jóvenes saquen sus fotocopias y abren el folder en la página número…» y allí bien domaditos por el Profe., recibiendo la cátedra de la Didáctica de la Educación Física nos dábamos cuenta de la realidad y calamidad en la que viven nuestros niños en Guate., de la importancia de la Educación Física en las escuelas. A duras penas reciben un período de esa materia a la semana (si bien les va impartida por un maestro de la misma y si no por su maestra de grado que en la mayoría de casos les tira una pelota de baloncesto o de balompié y que jueguen los patojos durante 40 minutos).

Pensé en la importancia de despertar y desarrollar las habilidades en el niño, de crear el hábito de la actividad física. Pensé en mis ex-alumnos de preprimaria: lo maravillos que era verlos poder dominar su cuerpo cuando trabajábamos equilibrio, coordinación, Etc.
Y sigo pensando en todos esos colegas que llamamos maestros taxis: porque van de una escuela a otra para poder cubrir los espacios vacíos y poder llenar su semana para sacar un sueldo más o menos chapucero. Los recursos materiales con los que no se cuenta, los patojos sin tenis con los zapatos de diario, terminan lesionados en el lodazal ya seco de los patios de las escuelas.
Se murmura entre maestras y maestros de grado que los maestros de Educ. Física somos chambones, porque andamos en pans, gorrita, tenis y playerita. (Que compramos en las pacas del Guarda porque ni para eso alcanza el dinero). Ya quisiera yo que se pararan durante una jornada de trabajo a llevar sol como garrobos y encima lidiar con chorrocientos mil niños en un espacio de 20 Mts. Por 20 Mts., sin material para trabajar. Es más nos deberían de llamar magos.¡ Ajá magos como lo leyeron! Porque no les he contado el estado para el tigre en que estaba (porque la nueva no sé cómo esté) nuestra escuela. En el gimnasio lo único bueno eran las piernas del profesor Roque (malaya para hacerlas en caldo), en balonmano los pectorales del profe Manrique, en baloncesto andábamos por la calle de la amargura con las pelotas llenas de chinchones, en natación tristín lo único bueno eran los cuerpos de nuestros compañeros, y así sin contar que los pupitres se caían solos que los baños, inodoros, escusados y regaderas, parecían los gemelos de los que hay en la terminal de la zona 4. Entonces. ¿De dónde implementos? En psicobiología la Seño: Lorna que nos dormía, (bueno nos dormíamos porque su clase tocaba enseguida de los dos períodos corridos de natación no es que ella fuera mala maestra…). En literatura en Profe., Barbuchin nos hacía sentir parte de los Kaibiles, en estadística la Seño., Aura nos mandaba al paderón de fusilamiento con las ecuaciones no resueltas como prueba del delito y así en las demás materias las seguimos dando… como también las dábamos en los exámenes, (eso de dábamos dejenme aclarar dábamos las explicaciones porque los chivos… parecían decoración del salón).
Desde allí, desde la escuela y la clase de Educación Física radica el problema con nosotros los guatemaltecos, la importancia que no se le da a dicha materia, si desde la raíz que es esa no se trabaja adecuadamente con nuestros niños, seguirán representándonos, de pura guaza, los valientes deportistas que nada
ndo contra la corriente, que luchando como el zorro, que escalando como el hombre araña, sin recursos humanos y materiales llegarán más cansados que preparados a una justa de ese vuelo, de ese talante, de ese tipo. Espero que algún día comprendan la importancia que tiene la Educación Física en el desarrollo personal y profesional del individuo. Y se pueda implementar el período diario en las escuelas. Se nace con las habilidades pero no se desarrollan del aire, se tiene que trabajar en corregirlas, en fortalecerlas, y eso señores y señoras, eso sólo se máma (como la leche en el recién nacido) en la escuela.
Echemonos una vitrineada en diversificado: mamacitas y papacitos en faldas cortas y pantalones ajustados. Se suprime la clase de Educ. Física en esos tres años. Los patojos y patojas no practican ninguna actividad física (salvo los que se cuentan con los dedos de la mano y claro los hijos de papi y mami que tienen todo el tiempo y recursos del mundo pero a esos no los tomemos en cuenta por el momento. No, ya me pusieron brava muchá no los tomemos en cuenta para nada más ) llegan practicamente con los músculos atrofiados (casi) con los movimientos torpes entran a la universidad y al intentar correr atrás de la burra se caen solitos, (porque tienen pie plano y nunca se dieron cuenta, además no aprendieron a realizar bien la zancada). En la U., es otra historia y me voy a dirigir a mi USAC porque las que son para mara de pisto no las conozco, en mi pobre tricentenaria empezando con que los estudiantes llegan tarde, con hambre y más dormidos que despiertos por el cansacio laboral, a qué horas muchá tendrán tiempo para hacer actividad física y los chispudos que hacen tiempo allá van a congelarse a la piscina que está a un costado del estadio Revolución. ¿Cómo es eso que reciban clases de natación en la psicinitititaaa de Los Arcos? Allá van corriendo entre la polvareda (parecen más bochincheros que atletas) del estadio Revolución (no sé si ya le pusieron la pista de tartán pero los Spikes cuestan un ojo de la cara) sin ropa adecuada.
De baloncesto no hablemos porque aunque cada facultad tiene su canchita, pasa como que es mercado la mara jugando veintiunos… y allí mismo con las mochilas como porterías jugando zacarrín…
Entonces díganme: ¿de dónde vamos a desarrollar buenos atletas?
Y después salen los de siempre en la televisión diciendo: es que no rindieron, no trajeron medallas, sólo fueron a echarse el colazo. No, si de verdad no digo pues se pasan. Es de ir a recibirlos al aeropuerto con el piso topado de pino, porque hicieron micos y pericos los pobres para ir a representarnos.
Ya quisiera yo que se fueran a parar a la orilla de la piscina olímpica a observar el estado en que se encuentra, que se vayan a la Federación de Bádminton a ver el pedacito en donde entrenan los patojos, que se vayan a cambiar a los vestidores a ver si pueden, la Federación de Gimnasia con sus colchonetas más para allá que para acá.
Esa es nuestra historia y no la podemos cambiar, pero pienso que empezando desde el principio podemos tener mejores frutos si trabajamos en nuestros niños, si se implementa como debe de ser y se provee de recursos, nuestro país tendrá mucha mayor representación. Y como punto final veremos si Phelps cumple su palabra.

Ilka Oliva.
Agosto 15 de 2008.
Estados Unidos.

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