Las violadas de la frontera.
Solo el título de este texto es escalofriante, “las violadas.” ¿Qué le viene a la mente al escuchar esta palabra?, ¿indignación?, ¿preocupación?, ¿miedo? ¿deseos de exigir justicia? ¿Qué pasa por su mente cuando escucha la palabra violación? Vayamos un poquito más allá: imagine que es su hija, hermana, mamá, compañera, amiga. ¿qué siente ahora que la víctima es cercana?, ¿quiere exigir justicia?, ¿tomarla por su propia mano? ¿Por qué cuando la víctima es ajena y desconocida no nos hierve la sangre y nos indignamos? ¿Por qué la acusamos? La hacemos culpable: ella se lo buscó, para qué se fue, si…