Suyapa.

Encontraron el cuerpo junto al picopito despeltrado, a un lado de la carretera de talpetate ahí encunetado, boca a bajo con el tiro de gracia en la frente, en una mano las llaves y en la otra la billetera, no le robaron nada sólo el tiro de gracia le dejaron. No llegó a dormir dijo su viuda cuando la entrevistó el Ministerio Público Pompilio nunca faltaba a dormir, tancada en llanto abrazó a sus tres hijos y lamentó amargamente la muerte trágica de su esposo. Apenas señor fiscal mi esposo había iniciado con el negocio de fletes recién se jubiló…

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Epitafio en diáspora.

Llevàte todo y no me dejés nada lleváte los recuerdos y dejáme sin memoria para que no me duela tu ausencia. Para que no retumbe En mis sienes Tu alegres bromas Tu sonrisa fresca. Lleváte las tardes De entreno en los campos Para que no me canse Tratando de alcanzarte. Para que no te abrace Fatigada y agradecida Para que no te busque En la noche ennegrecida. Lleváte mi cansancio De cipota De joven arisca aprendiz De árbitro Lleváte mi silbato Las tarjetas y mi uniforme Empacálos con el tuyo En la maleta negra Lleváte el polvo Que tragamos en…

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Arcadia

Lo ve asomar con sus once ovejas, cayéndose macho de bolo se ha gastado el sueldo del mes nuevamente. A Arcadia le contaron que lo vieron desde el medio día chupando en el bar de la Maruca Quezada. Desde la ventana de la cocina lo mira subir la cuesta de adoquín, atrás camina la yegua con el aparejo vacío el asoleado no ha comprado el frijol ni el máiz. Ni la media de gas, ni las candelas, ni la libra de azúcar. Ni la sal ni el bicarbonato, ya no hay cal para cocer el nixtamal, ni la media de…

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Asunción.

Murió el Robalo. En su casa de bajareque y teja acompañado de su miserable soledad, los hermanos Garrobos que le sobrevivieron, en su agonía se repartieron las vacas, las cabras y las cargas de leña seca. Blandieron los machetes para pelearse el pedazo de tierra donde la muerte sofocaba a su hermano. Las sobrinas contaron las gallinas, los patos y las coquechas. Las cluecas echadas que estaban a punto de reventar los huevos con las nuevas manadas. Los utensilios de cocina que no eran más que tres pailas, dos batidores, dos cucharas y un cuchillo. El comal nuevo de barro…

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Tatita.

En muy pocas ocasiones yo acostumbro a hacer una introducción a un relato y dejo que usted querido lector y lectora deduzca si es realidad o ficción.  De nada sirve que aclare si el lazo está hecho de hebras de maguey o de nailon,  el lazo es lazo y su finalidad es la misma.  Con esto quiero decir que igual da si es realidad o ficción usted sabrá que el muro que la divide es totalmente invisible y traspasable, igual se lo salta de aquí pa`llà  que de allá pa`cá. Tatita puede ser un nombre ficticio como real,  haber crecido…

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