Pintar, otra forma de expresión en mi vida

Cuando era niña siempre quise pintar pero no había dinero para crayones y mucho menos para acuarelas o pintura de otro tipo. Entre que no había dinero y tiempo, tiempo era lo que más nos hacía falta durante el día, crecimos entonces haciendo malabares con la comida, el oficio, el estudio, la crianza de los cumes y el trabajo. Literalmente: destapando un agujero para tapar otro, algo común en la vida del arrabal. Llegó la adolescencia y mis ganas de pintar y dibujar crecieron, también las responsabilidades, nuevamente se fue postergando al grado que lo bloqueé por completo de mi…

Continuar leyendo…