Arte | Tomates sarazos

El otro día viendo un documental sobre africanos en Italia, entrevistaban a varios jóvenes que trabajan en una finca de tomates, dormían sobre pedazos de colchones que recogían de los basureros y hacían sus champas de pedazos de nailon que iban encontrando en los basureros también.

Comentaban que en sus países la tierra era tan fértil para los tomates pero que no había dinero para financiar la siembra y cómo mantenerla, (más que todo las formas de riego) porque los tomates que sembraban en territorio africano no los compraban los supermercados porque compraban los italianos, que eso ya venía desde los pactos entre gobiernos. Entonces a ellos por falta de trabajo, les tocaba cruzar el mar para llegar a Italia a trabajar en fincas de tomate para que ese tomate llegara a sus países, ganando ellos una miseria como jornaleros golondrinas, (trabajadores del campo) pudiendo estar en su país y sembrar allá en sus propias tierras.

Varios no salieron en cámara porque tenían vergüenza de que sus familias vieran en dónde dormían y cómo vivían para poder enviarles las remesas.

Los han saqueado y lo siguen haciendo. Los han empobrecido y los han obligado a vivir así durante siglos, pero cuando se revelan y pelean por sus derechos entonces son ellos los malos, los criminales, de los que hay que cuidarse.

Entonces, me pregunto, ¿cuánto le costará a una mujer africana conseguir tomates para vender en las calles? ¿Los siembra, los compra, los hace trueque? ¿Dónde consigue el agua para los riegos? ¿Los hombres de su familia migraron? ¿Cuántas horas camina en el día para vender sus tomates? Cargando a sus crías también. ¿Comerá? El trabajo de vendedor de mercado y ambulante es duro.

No puedo pintar por pintar, como tampoco escribir por escribir, en esta pintura una mujer vende tomates sarazos en una calle africana, mientras la pinto converso con ella, la acompaño en su viaje y deseo que venda todo en el menor tiempo posible y que con la venta pueda comprar su azúcar, la sal, un poco de pan, lo básico porque tampoco es que se gane mucho vendiendo dos palanganas de tomates en un territorio empobrecido y saqueado.

La pinto para honrarla, para dignificar su lucha, su persistencia, su fuerza, su coraje, su manera de enfrentar la pobreza y la violencia a la que han sometido a los pueblos. La pinto para que su entereza florezca en miles de niñas alrededor del mundo y no la seque el paso del tiempo. La pinto para reverenciarla.

De la serie Mamá África, óleo sobre lienzo. Título: Tomates sarazos.

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Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado

07 de febrero de 2021. Estados Unidos.

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