Arte

Para cuando leí La cabaña del tío Tom y supe de los esclavos trabajando en fincas algodoneras y en cañales, ya había bailado las batucadas brasileñas en los bailes callejeros en Ciudad Peronia y; el sonido de los tambores africanos se paseaba por mis venas revés y derecho, sin tener idea en ese entonces que aquel sonido único venía de la negrura hermosa de la Mamá África.

La batucada aparecía en el baile cuando ya se estaba apagando, entonces aparecían los tambores y prendían en llamas las calles polvorientas de mi Gran Amor y las almas de los jóvenes huele pega que nos amontonábamos las noches de los sábados, enloquecían y se soltaban en la libertad del movimiento y el espíritu.

Fue hasta con los años cuando supe de los quilombos de esclavos, del significado de los tambores en la migración de los que fueron sacados de África a la fuerza y esclavizados.

África es libertad, es el alma llana y su música es la armonía de sus pueblos originarios expandiéndose por el mundo. Es la belleza de su resistencia, ¿porque quién se puede resistir al encanto de la música africana?

Hoy pinté un Mbé, tambor originario de la tribu Fang, que utilizan en las orillas del río Muni, en Gabón, Guinea Ecuatorial. Hecho de madera, cuero y cuerda de animales.

Nota: mis pinturas están a la venta, quien desee informarse de precios puede enviar un mensaje privado.

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Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado

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