Discriminación sistemática a las familias LGBTI en Guatemala

Hace unos días leí en las redes sociales la denuncia de un padre de familia que fue a inscribir a su hija a un reconocido colegio de “gente bien” en Guatemala. Ni siquiera aceptaron realizarle las evaluaciones, la excusa que dio el colegio fue que eran una institución con valores tradicionales apegados a la moral. Por lo tanto se abstenían de dar ingreso a la niña por venir de una familia homo parental. El padre agregaba en su denuncia “ los homosexuales sí tenemos valores, no somos carentes de moral, nuestros hijos merecen las mismas oportunidades que cualquier otro”. Es sin duda una discriminación sistemática que también es parte de un hilar de odio, ignorancia, estereotipos y doble moral.

Hago eco a su denuncia porque la discriminación de cualquier tipo tiene que ser rechazada, no es posible que como sociedad sigamos haciendo daño en nombre de religiones misóginas y machistas que fueron creadas desde la entraña del patriarcado.

No escribo aquí el nombre del colegio que rechazó a la niña porque no es solo una institución, hasta el día de hoy no conozco un solo caso donde instituciones educativas tengan alumnos que pertenecen a familias homo parentales. Si los hay es porque sus padres se han encargado de ocultar ante la sociedad para que sus hijos tengan acceso a la educación y no sean rechazados.

Obligamos a la gente a esconderse por miedo al rechazo, a la agresión y a la exclusión. Cómo es posible eso, qué tipo de personas somos. ¿De qué estamos hechos?¿Valores morales? ¿Qué es la moralidad? ¿Qué son los valores?

Los valores no tienen nada que ver con religiones, estereotipos y mucho menos con hipocresías. Los valores son sentido común, tienen que ver con la conciencia, con la integridad, con la justicia, con la sensibilidad. ¿Con qué derecho sentenciamos, juzgamos, excluimos y hacemos daño a tantas personas, por culpa de nuestra ignorancia y nuestro afán en continuar con patrones machistas? Patrones que nos han sido impuestos y nos dividen.

¿Con qué derecho juzgamos a quien ha decidido vivir afuera del prototipo? Y es mucho más delicado aún cuando nuestro odio alcanza a los niños, y desde la infancia los encarcelamos, los rechazamos, los agredimos, y los obligamos a vivir una vida que no es la propia. Los mutilamos.

Este mundo no es nuestro, esta tierra no es nuestra, estamos de paso, no somos eternos. Somos tan débiles, tan insignificantes y por desgracia tan fariseos que no nos damos cuenta que nuestra diversidad es nuestra esencia y nuestra fuerza como humanidad. Que somos ese arcoíris que es hermoso y único por su diversidad y tonalidad de colores.

Los valores no tienen nada que ver con géneros, con la sexualidad. Los valores son esa voz que está muy dentro de nosotros que nos pregunta constantemente, qué haremos para que este mundo sea mejor mientras habitamos en él.   Que no pregunta cuándo nos vamos a involucrar en la transformación de patrones; en nuestra familia, en la comunidad, en la sociedad, como ciudadanos exigiendo leyes que defiendan la diversidad y castiguen el odio. Leyes que abran las puertas a los Derechos Humanos que nosotros fieles seguidores de un patrón patriarcal, capitalista, misógino y machista hemos profundizado fervientemente, patrón que a nosotros mismos también nos mutila porque nos limita y nos convierte en títeres, que no nos permite pensar por nosotros mismos.

¿Qué es la familia? La familia es diversidad. Simple. ¿Cuándo nosotros, ciudadanos guatemaltecos dejaremos la mojigatería, la haraganería y la hipocresía para merecer ser humanos? ¿Cuándo nos vamos a involucrar como sociedad y cambiaremos para bien nuestro país? ¿Cuándo pensaremos en el otro, en sus necesidades, en las injusticias que sufre, en sus anhelos?

En Guatemala urge la Ley del Matrimonio Igualitario, y la adopción homo parental. Urgen leyes de identidad de género. Leyes que castiguen cualquier tipo de agresión a la comunidad LGBTI. Guatemala se merece una sociedad digna, consecuente y humana. Nosotros somos apenas rastrojo de un sistema patriarcal.

Somos una sociedad de doble moral con la cultura del machismo y misoginia muy bien arraigadas. Somos la continuidad de un sistema que no nos permite ser, porque todo el que es también conoce la libertad. No nos quieren libres, nos quieren cautivos, porque quien es libre es feliz. A nosotros nos prefieren manipulados: así somos más efectivos a los dogmas impuestos.

¿Cuándo tendremos los arrestos? ¿Cuándo tendremos la capacidad para terminar de una vez por todas con esa relación insana que tenemos con el patriarcado? Parece mentira, que a estas alturas de la vida en Guatemala no existan los Derechos Humanos y que nosotros solapemos la exclusión sistemática y la constante agresión a la comunidad LGBTI? La única discusión válida sobre la adopción homo parental es la que hagamos como sociedad exigiendo la creación de una ley que la autorice gubernamentalmente. Lo demás es hipocresía y doble moral.

No jodan.

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Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.wordpress.com

07 de junio de 2016

Estados Unidos

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