Cuál es tu nombre.

Te inventé a la medida de mi trastorno, la forma precisa de mi ansiedad, conversé contigo a deshoras, corrí a apaciguarme en tu amparo, ¿quién eres? Te pregunté. No te di un nombre, solo te hice a la templanza de mis infiernos. Te acaricié admirando tu ternura, dormí en tus brazos mientras mis lágrimas se evaporaban en mi piel marchita.
Te hice un esbozo de mi aprensión, vi tus ojos dos lagos calmados y en su reflejo las sombras de mi sangrar, viejas heridas de podredumbre, llagas mustias de mi penar.
Lentamente dibujé tu silueta, te hice delicada a mi dolor, te admiré fulgor. Cuántas veces corrí a buscarte, angustiada en mi fastidio, pretendiendo renunciar, último aliento, último intento, último verso que recitar. Llegué a tus brazos devastada, tu mirada me comprendió. Dulce refugio, dulces tus besos, dulces cerezos de este amor.
Me enamoré de golpe, ¿cuál es tu nombre? Te pregunté. Te hice a la medida de mi conmoción, de mi suplicio, de mi irritación. Nunca me hablaste solo dejaste que naciera este amor. Te inventé a la medida de mi demencia, tu sonrisa me embelesó, no tienes nombre, ¿cómo te llamo? Bruma que encanta mi imaginación. ¿Cuál es tu nombre? ¿Cómo te llamo, inspiración?
Ilka Oliva Corado.
Noviembre 2014.
Estados Unidos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.