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Los emigrados sin nombre, sin patria y sin huellas.
I.
En la madrugada de un domingo cualquiera
En la tarde de un jueves inusual
Los días no importan, no tienen nombre
No tienen horas tan solo la pena que solloza la muerte La muerte de los indocumentados que de paso van
Con los labios secos, con el sudor en sus frentes
Cargando en sus hombros la di