La muerte de los soñadores.

Llega violenta, bulliciosa, con la furia de la impunidad. Autoritaria y sangrienta se desliza entre el protocolo de una vorágine de hipocresía y poder.
Tiene sus propios mártires y sus fosas clandestinas.
La aplauden los asesinos, la compran los poderosos, las mafias la custodian, los medios la maquillan, la iglesia la confiesa y le resigna los santos óleos. El sistema la corteja. La olvida el tiempo.
La muerte de los soñadores saluda desde el palco presidencial.
¡Dormir en silencio pueblo sumiso o despertar en tempestad!
Ilka Oliva Corado.
Octubre 17 de 2014.
Estados Unidos.

Un comentario

  1. Es nuestra realidad y de casi todos los pueblos, se repite cada vez que hay elecciones y los que se van, ademas de llevar la cola metida entre las patas, se llevan el dinero del pueblo y quien sabe, cuantas cabezas a su cuenta. Los que vienen, vienen con hambre y con mil compromisos y obligaciones. Las necesidades del pueblo (alimentos, salud, trabajo, educación, caminos, seguridad, etc.) no les interesa, aunque en los mitínes hayan rebuznado hasta la saciedad que eran ellos los iluminados e hiban a resolver por arte de magia, todos los problemas del pais. Gobiernos vienen y gobiernos van, y la situación sigue igual siempre, entonces porque la gente sigue sufriendo como suyas, las contiendas electorales. Hay que tener un poco mas de dos dedos de frente y saber, que si no trabajamos no comemos y que nuestra fé y esperanza esta en lo que hagamos y no en lo que otros ofrecen hacer. Creo que desde siempre, desde Pedro de Alvarado o Gabino Gainza hasta el día de hoy, todos los que han pasado por cualquier puesto burócrata, desde el mas pequeño hasta el mas alto, les ha preocupado llevar agua a su molino y servirse con cuchara grande.

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