A la orilla del acantilado, como rama seca, en una banca solitaria, en el peldaño deshabitado, arañando el recelo, tragándome la rabia. Golpeando el presagio, confinada a la ausencia, hundida en la coraza, irrespirable en el vacío, sin el eco de mi voz. Como un pantano, esquiva a la deriva, desnuda en la reclusión; qué ventura tu sosiego que las odas liberó. Mi poesía es toda tuya, se desviste para vos.
Ilka Oliva Corado.
Octubre 16 de 2014.
Estados Unidos.