"Mirar rasgado, patitas chuecas, María va."

…Pisando penas, la arena ardiente María va/calcina el monte un sol de fuego María va/temor pompero, palmar estero, María va. –María va. Mercedes Sosa.

Son muchas las razones por la que amo el Sur. No es ilusión de primer día de feria, ni de tarde otoñal, mucho tienen que ver Mercedes Sosa y Violeta Parra. Una que es culpable de que sea Chile el país de mis amores, el ensueño de lo intransitable. Inalcanzable para mí en mis circunstancias presentes, y la ilusión de que un día será. Es mi fascinación por la letra que se escribe con la vena hirviente de la denuncia social, porque la ha vivido en carne propia, es la voz de la protesta colectiva, su canto es la resistencia de los oprimidos y de los rebeldes más allá de la devastación social.
Dos de los amores impostergables que me ha dado la migración vienen del Sur, cantoras ambas.
La gran Mercedes Sosa del lejano Tucumán en aquella Argentina que es luz de candil, ¿a cuántas generaciones ha acompañado con su canto? Entender la migración, el exilio y no resignarse a desfallecer en el desarraigo. Voz de chicharra, interpretación de trueno, sensibilidad de pétalo de flor, entereza de cáscara de encino rojo e ímpetu de ocote verde.
Resistir, qué palabra ésa. Resistir a pesar de todo y de tanto. La renuncia que nunca llega porque no es de cobardes el silencio, es de honrados el manifiesto, salvar la vida para ser la voz de otros, soportar el exilio para no callar, para ser escudo, para exigir justicia a pesar de las propias circunstancias. Qué escuela, qué lección de vida.
Cantarle a la muchedumbre desprotegida, a los obreros, a las campesinas. Recitarle poesía a la semilla, a la fertilidad de la tierra, a los encarcelados, a los clandestinos, a las luchas rebeldes y a las causas indelebles.
¿Cuántas le cantan a la honradez? ¿Cuántas a pesar de lo funesto? Cantarle a la trasparencia de un río, al llanto de un crío, a la cachaza y a la ausencia de los desparecidos. Sus letras van más allá de lo comercial, de lo aplaudido, de lo elegante y transitorio. Sus voces atraviesan las fronteras del tiempo, los fríos aposentos de la miseria humana. Le cantan al labrador, a la alfarera, a la luna llanera y al candil de corredor. A los niños de la calle, a los amores torrenciales, a los desiertos, a las quimeras, a la emigración, a las penas de solera y al volcán en erupción. Al trueno, a la pubertad, al cansancio de los proletarios.
Tan importante el obrero, como el proletario y campesino, tan importante la profesión como el oficio. La letra del periodista honrado y el verso del poeta fecundo, así como la copla insatisfecha del cantor.
Qué se vaya para el Sur me dicen, qué se vaya y que renuncie a su ciudadanía guatemalteca a ver si allá la aceptan, qué se vaya a su Sur. Yo digo que el Sur es la lucha, es la denuncia, es la resistencia que los países centroamericanos deberíamos de aprender. El Sur es la memoria histórica, la identidad, la inmensidad de la rebelión. Los centroamericanos deberíamos de tomarlos de ejemplo y despertar de la modorra de la comodidad y de la indiferencia, respetar la sangre derramada, el eco de los desaparecidos, honrar a nuestros mártires y a los vivos que están poniendo en peligro lo más valioso con tal de defender la dignidad de una tierra, de los marginados.
El sentido de pertenencia que tienen en el Sur es incomparable. A ver cuándo vamos sintiéndonos los centroamericanos merecedores de la tierra donde nacimos y sentirnos latinoamericanos, hermanos todos.
No, lo que siento por el Sur no es de llamarada de tuza, es de las querencias que me ha dado esta migración donde todo cambia menos la esencia que es lo perdurable e incorruptible cuando es digna.
Cuatro de octubre día austero para quienes somos adeptos a las musas cantoras del Sur de La Patria Grande. La Violeta Parra y la Mercedes Sosa, etéreas.

Volver a los diecisiete después de vivir un siglo/ es como descifrar signos sin ser sabio competente/volver a ser de repente tan frágil como un Segundo/ volver a sentir profundo como un niño frente a Dios/ eso es lo que siento yo en este instante fecundo. – Volver a los 17. Violeta Parra.

 
Ilka Oliva Corado.
Octubre 04 de 2014.
Estados Unidos.
 

5 comentarios

  1. Sin ninguna duda, dos de las grandes. Pienso, Ilka, que no fueron tus tiempos, pero orgullosamente en nuestra bella Guatemaya, ha habido grandes luchadores y pensadores, que ahora no lo son mas porque fueron eliminados. Dieron su vida por sus ideas revolucionarias. Los poemas de Olivero Castañeda te calan el hueso, y asi muchos otros, pero creo que ni habias nacido en esa época.

    • Claro y están vigentes sus letras porque son inmortales. De los buenos pocos. Pero de las musas nacen las letras de los poetas, ellas dos lo son.

      • Pablo R. Carvajal R.

        Lika Olivo Corado: _(podría haber escrito simplemente Lika, pero lo escrito completo para que no se me olvide nunca jamás)-, hermosísimo recibimiento este tu correo para mí. Tal vez de los más bellos que he recibido; y lo recibo como una ofrenda de tu parte (linda mujer). En verdad cuanto anhelo ahora ser un poeta -dentro de mí siempre lo he anhelado- para escribirte Lika todo eso tan lindo, tan hermosamente sensible para mi ser y que me a sorprendido aunque siempre las escucho. Pero Lika, es que me parece que escucho por primera vez a Mercedes (la Negra) cantar a Violeta Parra. Mil gracias por tu ofrenda. Cuídate mucho, con mi afecto latinoamericano de siempre, Pablo Carvajal

  2. Las manos de mi madre
    llegan al patio desde temprano
    todo se vuelve fiesta
    cuando ellas vuelan
    junto a otros pájaros
    junto a los pájaros
    que aman la vida
    y la construyen con los trabajos
    arde la leña, harina y barro
    lo cotidiano
    se vuelve mágico.
    ciertamente lo digno, lo mágico lo váldio es sentirse parte de un sistema de vida: pájaro-mujer-hoja-piedra-viento…

  3. Muy emocionante tu sensibilidad y tu conciencia!

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