Descaro y silencio ante el abuso militar y caciquero en Guatemala.

En mis tiempos de adolescente leer La Extra –que saber si todavía existirá- era para que se le pusieran los pelos de punta a cualquiera, hoy si uno se quiere infartar, derramar bilis, o irse de culo solo necesita leer los comentarios que dejan los lectores de los periódicos en las redes sociales. La Extra se quedó corta. Ya no es necesario el caldo de huevos con tomate y cebolla –y chile chiltepe- para quitarse la resaca de un bacanal de tres días, es solo de leerlos para que desaparezca – o nos inspire para seguir la farra-.
Leer esas opiniones nos ayuda a formar un parámetro de la ignorancia, el racismo, el clasismo, la apatía, el descaro y la soberbia con los que Guatemala brega desde siempre.
Una indolencia atroz. Un mínimo esfuerzo se requiere para dejar de ver hacia donde apunta nuestra nariz y voltear alrededor para darnos cuenta que estamos metidos hasta el cuello en una ciénaga de bosta y nos la lanzamos los unos a los otros con la desvergüenza teñida de prejuicios, estereotipos y calumnias. Con una aversión a todo lo que es justo y exige conciencia, aplomo y compromiso. Pocos son los rescatables.
Somos un séquito de aprovechados, para eso si nos da la inteligencia, el instinto y la ligereza. Para eso es que nos sirve haber aprendido a leer y a escribir y más a los aviesos que han podido tener el privilegio de la educación superior. A esos que los encierren de por vida en las mazmorras del olvido por semejante agravio.
Que los medios oficiales no informen de lo que el Gobierno de militares genocidas está realizando junto a pícaros caciqueros es parte de esta impunidad que ahoga al país, pero existen los medios “independientes” –que solo para caminar en la alfombra- existe el gremio de “artistas” -que son buenos para tomarse fotos tipo portada de revista porno- existe un nutrido grupo de “intelectuales” -entre ellos catedráticos de universidad que no están dispuestos a dejar pasar a la generación fresca que tiene sed de aprender- y qué decir de todos aquellos que se han colgado la etiqueta de “columnistas independientes” –para aprovecharse de los temas coyunturales para pavonearse íntegros cuando en realidad son lo contrario – No, si de los de solo una pieza se cuentan con los dedos de las manos.
Pocos se han pronunciado por la forma en que el Gobierno del genocida de Otto Pérez Molina y sus patrones oligarcas reprimieron a la a la Comunidad 9 de Febrero y Monte Olivo en Cobán, Alta Verapaz, el 15 de agosto. Un desalojo violento de cincuenta familias Q´eqchíes. Más de dos mil policías para destruir cultivos, golpear comunitarios y quemar sus viviendas. Para aterrorizar niños y arrancar sueños. Policías que son también pueblo y que crecieron sin oportunidades: pueblo contra pueblo para privilegio del que se cree de sangre azul y que por traidor, asesino y avaro es dueño de la tierra que no le corresponde porque la robó. Porque tiene las manos teñidas de sangre. Porque la impunidad lo resguarda.
Es culpa de todos, la avaricia de unos y el silencio de otros. La infamia de unos y la desidia de otros. Mientras tanto los más miserables de este sistema de clases son golpeados y asesinados sin que el resto de la sociedad intente siquiera pronunciarse. Es que Cobán está lejos de la capital, la Hidro Santa Rita no la están estableciendo a la fuerza en la Cañada, en Carretera al Salvador, en Antigua Guatemala y tampoco en Paseo Cayalá. Es por allá del río Dolores. No, no crea que están ocupando el corazón de Semuc Champey –aunque no tardan- ni la parte de la playa privada que tiene la casa de la deshonesta vicepresidenta de la república.
No, ni tampoco esta Hidro Santa Cruz está desalojando a los estudiantes de la Landívar, La San Carlos, la del Valle y la Marroquín como para pedirles a los que están tomando clases para aprender a ser “cultos” reaccionen para defender su territorio. Lo que pasa es que es allá, lejos. Donde habitan los pueblos originarios de los que no hemos aprendido nada. De los que nos avergonzamos. De los que nos aprovechamos todos.
Mientras no sea en la capital y no toquen nuestros intereses personales, que le prendan fuego a todo lo que gusten, que maten a todos los que quieran, que vendan lo que se les antoje. Que sequen los ríos que gusten. Total que mientras no digan que nuestras fotos son tipo portada de revista porno, que nuestra intelectualidad es una falacia, que nuestros artículos son letras fraudulentas, que nuestra opinión es farisea y desertora, lo demás está bien, porque no nos objeta en lo más mínimo.
Sigamos siendo la escoria “letrada” de un pueblo analfabeta. Sigan siendo los poetas que escriben de maripositas en el aire porque jamás tendrán los arrestos para denunciar en sus versos el dolor y la desolación de un paria. Sigan tomándose fotos y realizando exposiciones para aplaudirse y alabarse entre ustedes. Que papi y mami les financie sus películas mezquinas. Sigan creyéndose actores de cine porque mami les pagó un curso de tres meses en Miami y Nueva York.
Sigan cosechando pergaminos –y háganlos un rollito- y cuélguenlos en las salas de sus casas para que la visita vea que está en territorio de un intelectual.
¿En dónde están los “artistas” que dicen honrar a Jacobo Árbenz, defendiendo a los campesinos? No, si para la apariencia cualquiera, pero para poner el pecho pocos.
A esos pocos mi admiración y caso curioso que no son de las personas que se pavonean, no andan en la manada, no fingen. Son de las actúan y con ello le ponen el pecho a las consecuencias de sus acciones, como debe ser.
Para mientras sigamos rebaño de mediocres, observando con descaro y en silencio el abuso militar y caciquero con el que los genocidas de siempre arremeten con los marginados de siempre.
Que no le ofendan mis palabras si usted es de los de una pieza, déje que se las lleve el viento pero si es de los aprovechados no se enoje conmigo más bien piense en qué puede hacer para que nuestra Guatemala no se siga hundiendo. Todos podemos aportar, no hay jerarquías ni clases sociales cuando de conciencia se trata. Hermanémonos de una vez por todas que el país se nos está yendo a la mierda. No me pregunte cuál es mi propuesta, que usted si es letrado tendrá muchas más herramientas que yo, sea original. Pero para empezar no vivamos de apariencias ni de doble moral, y dejemos el ego a un lado.
Ilka Oliva Corado.
Agosto 16 de 2014.
Estados Unidos.

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