Un nieto de la dignidad de las Abuelas de la Plaza de Mayo.

Escribo estas letras con el corazón desbordando en alegría, hoy es un día de dicha colectiva, ha aparecido el nieto de Estela de Carlotto una de las fundadoras de Las Madres de la Plaza de Mayo que hoy son Las Abuelas de la Plaza de Mayo, son ya los mitos, las leyendas que dignifican la memoria histórica y la conciencia y la esperanza y la justicia. Son el tesón de la resistencia, de la perseverancia y de la fuerza de miles de almas que nunca se dieron por vencidas, de las que siguen en la búsqueda de sus seres queridos. El Sur, siempre el Sur…
Tanto que aprenderle al Sur, en Argentina tienen el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia y es cada 24 de marzo. En Guatemala seguimos negando que hubo genocidio y tenemos un presidente que participó en este y que tiene las manos manchadas de sangre, para indignos nos pintamos solos, sin que nos arreen vamos. Encima nos atrevemos a injuriar a quienes tienen la entereza de luchar por la justicia. A quienes tienen sangre en las venas mientras nosotros tenemos chilate.
La noticia la recibimos con los brazos abiertos, jubilosos porque dentro de tanta oscuridad colectiva hay un rayo de luz que nos viene a decir que no podemos darnos por vencidos aunque el tiempo apremie.
Y es que son tantos los desaparecidos, tanto dolor acumulado, tantos seres muertos en vida, ilusiones fallidas, caminos sin salida y sin retorno, llantos secos vueltos hiel.
Una vida robada, una identidad desconocida, inventada. ¿Cuántos hay en el mundo como Guido el nieto de doña Estela? ¿Cuántas abuelas como ella se fueron de este mundo sin conocer el paradero de sus hijos y nietos? ¿Cuántas fosas clandestinas aun sin descubrir? ¿Cuántos violadores, torturados, asesinos aun sin encarcelar? ¡Cuánta historia sin contar! ¡Cuánta dignidad en las banquetas, en los tejados! ¡Cuánto llanto sin salir!
Es colectivo, este dolor y esta alegría es colectiva. Es de todos los que creemos en la memoria histórica, en la dignidad y la justicia. Es de los que amamos y resistimos.
Es de los que estamos aprendiendo de los mayores, de los que ya han camino más que nosotros.
Quedarnos callados y no celebrar con júbilo esta maravillosa noticia es aceptar que hemos agachado la cara y perdido las fuerzas. Que nuestra resistencia dejó de ser. Que los años nos vencieron y que no hay sangre joven dispuesta a tomar la estafeta. Que dejaremos que los mayores se esfumen en el paso del tiempo. Que lo pasado es pasado y hay que enterrarlo.
Hay sentires que no pasan de moda porque forjan el carácter, son el aplomo ante la adversidad, son la determinación a continuar porque como dice una mujer a la que admiro tanto, “la lucha es para toda la vida.”
Porque hoy después de 37 años fue Guido, porque hay miles allá afuera que no saben quienes son realmente porque la identidad se les fue arrancada de raíz para inventarles otra con la bajeza de la infamia.
Porque hoy fue en Argentina pero queremos que sea en todo el mundo, en cada rincón donde un hijo, esposo, compañero, madre, fue arrancado del seno familiar, seguimos esperando que los desaparecidos regresen.
Porque queremos que paguen los culpables de haber causado tanto dolor. Porque nuestra fuerza es colectiva y nuestra dignidad y nuestra entereza. Por eso celebramos y abrazamos hoy a Las Abuelas de la Plaza de Mayo y las felicitamos por el nieto recuperado. Y porque nosotros en nuestros países también queremos vivir esa felicidad. Son ellas un ejemplo de todos los días, las heroínas que existen en todos los pueblos, que vienen en todos los colores, tamaños, idiomas y razas.
Gracias por este rayito de luz, por esta enorme alegría que nos insta a seguir en el camino. Vivan quienes nunca se han dado por vencidos, gracias por su ejemplo infranqueable
Seguimos en resistencia.
¡Viva por siempre la dignidad colectiva y la memoria histórica! ¡Vivan Las Abuelas de la Plaza de Mayo!
Nota: para quienes aun no la han visto. Existe una película llamada Verdades Verdaderas, la vida de Estela. Si la ven ahí me cuentan.
Ilka Oliva Corado.
Agosto 05 de 2014.
Estados Unidos.

Un comentario

  1. Si, Ilka. ¡Siquiera se nos pegara algo de tanto que tiene de bueno el Sur (con mayúscula ). Ya quisiéramos una presidenta de la talla de Cristina. Que mujer. Vos, como la admiro y aunque nunca la he visto en persona también la quiero con ese amor fraternal de compañero. Buscaré la película, que para eso existe El Buki. ¿Has oído hablar de él?

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